martes, 8 de julio de 2025

Asunto familiar, capítulo 2

Capítulo 1


Estaba anocheciendo, en un día con cielo despejado, donde poco a poco la luz de una luna llena empezaba a reemplazar la iluminación del sol.

En medio de un bosque, un grupo de personas con capuchas negras caminaban juntas de manera sincronizada. Todos tenían las manos ocultas en sus mangas mientras se dirigían a una explanada que contenía símbolos extraños pintados en el suelo. Rodeada de encapuchados, se encontraba Carol, quien caminó hasta el centro del lugar, colocándose descalza encima de los símbolos extraños. 



Ella miró a su alrededor, observando a la gente, los símbolos. Luego su mirada se quedó fija en un punto, como si hubiese entrado en un trance, cerró los ojos y alzo su rostro hacia la luna, mientras el grupo de encapuchados comenzó a entonar una especie de canto en un idioma desconocido.


- "¿Carol? ¡¿Carol?!" - La voz de la propia Carol comenzó a llamar, se trataba de Irene quien le hablaba desde su joven cuerpo, y la sacudía ligeramente con el brazo.

De pronto Carol abrió los ojos, aun seguía dentro del cuerpo de Irene. Estaban en un Uber en camino a casa de Gabriela pero se había quedado dormida. Había estado soñando, o quizás recordando.

- "¿Qué? ¿Dónde? Oh, ya recuerdo, vamos a casa de mamá, quiero decir, de tu mamá" - Carol dijo mientras bostezaba y se aclaraba los ojos.

En el camino, al chofer le sorprendió ver que la abuela parecía comprender mejor la tecnología que su joven nieta, pues fue Carol quien pidió el servicio desde su celular. Y también le sorprendió que la joven tuviera mejor conversación, recordándole a sus tías. Incluso el chofer llegó a hacer una broma respecto a que las dos estaban invertidas, lo cual hizo que ambas sonrieran nerviosamente.

Al llegar a casa, Gabriela les abrió la puerta. Se llevó una gran sorpresa al ver a quien creía que era su madre acompañando a Carol, pues ella solamente esperaba a su hija, sin embargo recibió a ambas con un cálido abrazo.

- "Mamá, no me dijiste que vendrías hoy" - Gabriela preguntó sorprendida pero alegre.

- "No, no lo tenía planeado" - Irene contestó desde el cuerpo de Carol.

- "¡Mija!, no interrumpas así tu abuela" - Gabriela respondió alterada. Carol reaccionó de inmediato y desde el cuerpo de Irene se acercó para tranquilizar a su madre, diciéndole que no pasaba nada.

Ambas mujeres intentaron amenizar el momento para evitar que Gabriela sospechara algo.

- "No pasa nada... Mamá..." - Irene dijo - "Además yo solo quería darte una sorpresa trayendo a la abuela... ya ves que no la visitamos mucho" - terminó con un tono que sonaba más como un reclamo.

- "De acuerdo. En fin, pasen, qué bueno que siempre hago comida de más, en especial cuando hago espaguetti" - Gabriela dijo mientras las 3 mujeres se acomodaban y se sentaban en la mesa del comedor.

Las mujeres empezaron a platicar. Gabriela hacía preguntas a ambas mujeres para ponerse al día, sin embargo era evidente que Irene y Carol estaban siendo cortantes en sus respuestas, en especial porque en ocasiones una complementaba la respuesta de la otra. Hasta que Gabriela hizo una pregunta que dejó calladas a ambas.

- "¿Oye hija, y cómo te fue anoche con tu grupito ese?" - Gabriela preguntó mientras le daba una mordida a su pasta.

Irene se quedó sin hablar, no sabía qué responder. En ese momento recordó la libreta de su nieta, en donde lo último que leyó fue sobre una reunión que debió tomar lugar a la noche anterior. No sabía nada al respecto, y el hecho de que Gabriela haya mencionado "tu grupito" solo significaba que era algo que Carol hacía de forma recurrente.

- "Yo... eh... todo bien, mamá, no pasó nada, lo de siempre... ya sabes" - Dijo de manera nada convincente y muy genérica, mientras comía un poco de espaguetti.

- "Sabes que no estoy de acuerdo en que te juntes con esa gente, se visten raro, aunque bueno ya eres una adulta y tú sabes lo que haces" - Gabriela la miró con el ceño un tanto fruncido, entre enojo y preocupación.

Irene solo sintió la mirada de su nieta, quien se veía igual de nerviosa que ella con la situación, lo cual hizo que comenzara a sospechar al respecto. No podía ser coincidencia haber visto símbolos extraños, una reunión "secreta" y gente que se viste raro. Sin duda sabía que su nieta estaba ocultando algo.

La comida seguía su rumbo pero cada vez le era más incómodo a ambas mujeres mantener la conversación. El ambiente comenzó a sentirse tenso, y Gabriela podía sentirlo. No sabía qué era pero sin duda algo estaba ocurriendo con las dos mujeres que tenía en la mesa. Irene y Carol solamente se echaban miradas entre cada palabra. La comida casi se terminaba y ambas solamente querían que pase el tiempo para irse y terminar el compromiso.

Sin embargo la tensión se cortó cuando llegó Mauricio, el esposo de Gabriela, quien le dio un tímido abrazo a quien creía que era su suegra y luego un beso y abrazo fuerte a quien creía que era su hija. Irene solo respondió un "Mauricio" a secas mientras loa abrazaban. Ella y su yerno no tenían la mejor relación pero habían sabido mantenerla de manera educada y diplomática.


- "¿Oíste eso? Me dijo Mauricio, estos jóvenes de ahora y su educación" - Mauricio le dijo a Gabriela mientras la saludaba con un corto beso en la boca.

- "Sí, cada día se ponen más raros, ¿no crees, mamá?" - Gabriela preguntó.

- "Yo creo que cada día la vida se pone más rara, si me lo preguntas" - Carol respondió desde el cuerpo de su abuela.

Luego de eso las mujeres se levantaron y se disponían a irse, pues Mauricio les comentó que el albañil que iría a trabajar mañana se adelantó para ir hoy y necesitaban el espacio. Carol e Irene se despidieron, agradeciendo ambas en el fondo por la suerte que habían tenido.

Nuevamente Carol pidió un Uber desde su celular, aunque el brillo era muy fuerte para su visión vieja, ella alcanzó a pedirlo para regresar a casa. En el camino, Irene le pidió a su nieta que le enseñara a utilizar el celular y las apps pues no quería seguir viéndose tan anticuada al tener una apariencia tan joven.


En casa de Gabriela, ella se acercó a hablar con su marido mientras supervisaba al trabajador que estaba en su casa.

- "Estoy preocupada por Carol" - Gabriela le dijo mientras pasaba un brazo alrededor de Mauricio.

- "¿Por qué lo dices?" - Mauricio le dijo un poco extrañado.

- "¿No la viste hoy? Estaba rara, siento que algo le está pasando y no nos quiso decir, y ella me cuenta las cosas".

- "No debe ser nada grave, flaca, a lo mejor solo tuvo un mal día. A todos nos pasa".

- "No, no es eso. Se estaba portando muy raro, andaba muy misteriosa, y también mi mamá tenía algo, ya sabes que ella habla hasta por los codos y estuvo muy cortante".

- "¿No se te habrá olvidado su cumpleaños?" - Mauricio preguntó de manera ingenua, a lo cual Gabriela reaccionó levantando una ceja de manera juzgona. - "¿Anivers... o alguna fecha en especial? Ya ves que ella es muy detallista, flaquita." - Mauricio continuó tratando de arreglarlo antes de que su mujer se enojara.

- "No, Mauricio, no se me olvidó su cumpleaños, aun falta medio año para eso" - Ella respondió con un tono enojado mientras retiraba su brazo de los hombros de Mauricio.

- "Oh, bueno yo solo decía. Aunque ahora que lo mencionas sí estaba rara, por primera vez en la vida sentí que no me juzgaba con la mirada, incluso cuando la saludé ella puso su brazo como si quisiera abrazarme. Ella nunca había sido cariñosa conmigo, y mira que llevamos más de 20 años siendo familia".

- "Lo sé, amor, y por el contrario nuestra hija estaba distante, me di cuenta que cuando la saludaste de beso ella casi quita su cara para no besarte. ¿No le habrás dicho algo que la enoje?"

- "Claro que no, flaca, ella no es ninguna niña pequeña para que yo ande regañando, además no había hablado con ella desde hace días".

- "¿Estará enojada por algo? Ay Dios, debería llamarle o visitarla" - Gabriela dijo preocupada.

- "Ella estará bien, yo creo que deberías preocuparte más por tu madre, ya a su edad no podemos confiarnos de su salud mental" 

- "¡¿Qué dijiste de mi mamá?!" - Gabriela preguntó exaltada.

- "No, nada. Solo decía... mejor llámale a tu madre o no sé, haz lo que quieras" - Mauricio dijo mientras caminaba hacia el cuarto para huir de una posible discusión provocada por su imprudencia.


Al llegar a casa de Carol, ambas mujeres se dirigieron a la cocina. Carol abrió su refrigerador y sacó una botella de agua la cual comenzó a tomar como si no hubiera tomado agua en un día entero. 

- "Hija, hay algo de lo que quisiera que hablemos" - Irene le comentaba mientras su nieta tomaba un sorbo tras otro.

- "Sí, dime, disculpa abue es solo que siento mucha sed"

- "Lo sé, hija, una se acostumbra. Cuando llegas a cierta edad tu cuerpo ya no es el mismo. Pero mínimo deberías servirte en algún vaso, por educación".

Carol le hizo caso, sacó un vaso de vidrio y lo llenó de agua. - "Entonces dime abu, ¿de qué quieres hablar?" - Le preguntó mientras comenzó a tomar el agua de manera más pausada.

- "Es respecto a esos amigos que mencionó tu mamá" - Irene le empezó a decir cuando Carol escupió el agua, atragantándose. La abuela comenzó a asistir a Carol, quien después de unos minutos se pudo reponer.

- "¿Qué? ¿Qué amigos? No sé de qué hables" - Carol le decía mientras recuperaba el aliento y se aclaraba la garganta.

- "Tú sabes bien, Carolsita, tu madre mencionó unos amigos que se visten raro" - Irene le dijo de manera más seria.

- "No, no es nada. Ya sabes cómo son las mamás, todos son raros y malos para ellas" - Carol intentó disuadir a su abuela, pero la mujer era testaruda como su edad, cruzó los brazos y la miró como toda madre que regaña a su hijo.


Carol no podía resistir la mirada regañadora que venía de los que eran sus ojos, y después de terminar su vaso de agua lo asentó en la meseta y se sentó en un sillón, donde dio un fuerte suspiro.

- "Bien, lo que mi mamá decía es un grupo con el que me junto cada 15 días".

- "¿Y bien? ¿Qué hacen o qué?" - Irene preguntó aun con los brazos cruzados.

- "Nada, solamente platicamos y ya" - Carol respondió con la voz nerviosa.

- "¿Y ya?" - Irene cuestionó levantando una ceja.

- "S.. sí" - Carol decía mientras frotaba las manos de forma nerviosa. Irene se percató de esto y bajó los brazos para acercarse a su nieta.

- "Hija, puedes contarme lo que sea, y más ahora que estamos así. Tenemos que descartar todas las opciones" - Le dijo con una voz más dulce mientras le sujetaba las manos. La sensación de sus antiguas manos arrugadas le resultaba extraña ahora que tenía las tiernas y delicadas manos de Carol.

- "Yo... eh, bueno, es solo que no sé ni por donde empezar" - Carol decía mirando al cielo, en busca de las palabras adecuadas para contar lo que tenía en mente.

- "Puedes empezar por contarme cómo se llaman, o cómo los conociste" - Irene le dijo con una sonrisa.

- "De acuerdo. Todo empezó hace unos meses, estaba navegando por unos foros de internet, buscando todo tipo de cosas, ya sabes..."

- "No, no sé qué hacen ustedes en internet, no le entiendo a esos aparatos".

- "Bueno, en internet puedes buscar todo tipo de cosas, y en verdad digo todo" - Carol dijo haciendo énfasis en Todo.

- "Ya hija, dime sin tanto rodeo".

Carol hizo una pausa de unos segundos y luego miró fijamente a su abuela a los ojos en un gesto de honestidad.

- "Encontré personas que pueden hacer que cambies de cuerpo". 


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