jueves, 5 de agosto de 2021

El asalto de cuerpo, capítulo 3.



 Mi vida es una pesadilla. Estoy sola, con frío, hambre y dolor en los huesos. No hay ninguna noche en que no llore.

Hace 2 días vi a mi papi pasar en el callejón, corrí hacia él para abrazarlo y pedirle ayuda, pero él pensó que iba a asaltarlo así que me aventó una botella de vidrio que había en el suelo y salió corriendo. Por suerte no me dio, o de lo contrario habria sido muy doloroso.

Así pasaron otro par de días hasta que una cara conocida se cruzó conmigo. Era el muchacho que me había levantado ese día en que perdí mi cuerpo. Él se acercó a mí mientras yo estaba sentada entre unas cajas.


"Hola señor, ¿cómo esta?" Me preguntó amablemente.

No sabía qué responderle y solamente me quede mirándolo. 

"No se preocupe" me dijo sonriendo. "No tiene qué decirme nada, yo sé que debe ser difícil vivir así, el otro día que lo ayudé pude ver que estaba asustado."

"Yo... eh... pues sí, no entenderías lo que estoy pasando" le respondí con algo de pena.

"No, y la verdad es que no deseo que nadie viva en esta situación, por eso quiero ayudarlo, tenga, tome" el muchacho entonces sacó de su mochila un sandwich cocido junto con una botella de agua fresca.

Le agradecí y procedí a comer el sandwich de prácticamente un bocado. El muchacho se sentó junto a mí. 

"Sí que debe tener hambre, no habia visto que alguien coma tan rápido " me dijo. 

Moría de pena al escuchar eso pero por otro lado no me importó tanto. "Sí, bueno, es que hace cono 2 días que no como nada, lo último fueron unos restos de manzana que alguien no gastó." 

"Ya veo, no se preocupe Don... ¿cómo se llama?" Me preguntó interesado.

La verdad no tenía idea de cuál era mi nombre, ahora, claramente no podia decirle Sofia o se reiría... "Alberto" le dije con algo de dudas, ese es el nombre de uno de mis tíos. 

"Mucho gusto Don Alberto, yo me llamo Luis". Me dio la mano mientras sonreía. La verdad es que su sonrisa era muy linda, y él en sí era guapo. Sin darme cuenta comencé a sonreirle de forma un tanto torpe.

Los dos comenzamos a platicar después de eso. Él me dijo que trabaja en un centro comunitario cercano en el que se dedican a ayudar a gente necesitada. Él quiso ayudarme el otro día pero yo estaba tan asustada que lo espanté. Afortunadamente tiene un alma caritativa y decidió regresar para darme otra oportunidad. Si estuviera en mi cuerpo sin duda ya le hubiese robado un par de besos, pero no podía. 

Después de casi una hora de plática, él me dijo que lo acompañara a su trabajo, a lo cual me negué en un inicio, pues yo quería seguir aquí y buscar la oportunidad nuevamente de ver a mis papis. Pero Luis insistió y al final accedí. 


Al llegar al lugar, 2 chicas me recibieron con una sonrisa, me sorprende que sean tan amables a pesar de que tengo la apariencia de un viejo raboverde cochino. Me ofrecieron darme un baño a lo cual accedí, sin embargo una vez dentro, me costó muchísimo trabajo verme al espejo. Yo he tenido un par de novios antes pero no se podia comparar a estar en el cuerpo de un hombre. Me quité la camisa y luego el pantalón, al quedarme en ropa interior sentí mucha pena y con los ojos cerrados terminé de desnudarme. Poco a poco los fui abriendo y abrí la llave del agua para empezar a bañarme. Sentí mucha repulsión mientras pasaba el jabón por mi cuerpo, ver el agua quedando café por la mugre que salía de mí y encima tener que tocar el pene de este hombre me provocaba náuseas. Terminé lo más pronto que pude para salir del baño.

Me brindaron ropa nueva y una cama para dormir momentáneamente, tampoco podia quedarme ahí para siempre. Esa noche me acosté por fin en una cama después de ya no sé cuánto tiempo, los días eran eternos. Mi espalda me dolía tanto que al sentir el colchón fue como un abrazo al alma. Esa primera noche a pesar de la comodidad me costó poder dormir, me despertaba una y otra vez por las pesadillas que tenía, no dejaba de pensar en lo que podría estar pasando con mi cuerpo. Si mis papás se darían cuenta, si mis amigos lo notarian o incluso si aun seguía vivo.

A la mañana siguiente me brindaron desayuno, en una de las mesas del comedor vi a Luis, así que rápidamente me acerqué a hablarle.

"¡Don Alberto! Qué gusto saludarlo y que esté bien" me dijo sonriendo y haciendome un espacio en su mesa. 

"Me alegra mucho verte Luis, al fin una cara amigable" le respondí con una sonrisa de oreja a oreja.

Me senté junto a él y mientras comíamos me comenzó a preguntar sobre mí. La verdad es que evadi sus preguntas como pude ya que no sabía nada de esta vida, pero él insistió en querer saber sobre mí, asi que inventé una historia en la que nunca me casé ni tuve hijos, y mis padres habían fallecido hace tiempo sin dejarme nada.

"Siento mucho escuchar lo de tus padres, oye ¿y no intentaste encontrar algún trabajo o algo?" Me preguntó. 

"No, en ningún lado he trabajado" le contesté. La verdad es que nunca he trabajado, hasta ahora siempre viví con mis papis, pero no podía decirle eso.

"¿Por qué? Yo creo que sí podría trabajar bien, lo veo saludable, no veo por qué no lo contratarian". Me comentó siendo positivo. 

Simplemente sonreí y me sonroje un poco. "Es que huelo feo" le dije antes de soltar una pequeña risa. Ambos reimos por unos segundos.

"No lo había visto sonreir asi Don Alberto, me da gusto que cambie su semblante" me dijo mientras me daba unas palmadas en la espalda. Yo simplemente me sonroje un poco más pero al escuchar "Don Alberto" mi ilusión se vino abajo ya que recordé que ahora este soy yo.

Luis se fue momentos después en cuanto terminó su comida. Me prometió que vendría a comer conmigo mañana para seguir platicando. Creo que es el momento que más espero en el día, si tan solo pudiera contarle todo. Pero desafortunadamente seguro terminaría en un manicomio.

Esa noche me acosté con muchos pensamientos en mi mente. Por un lado la preocupación de qué estaba pasando en mi cuerpo y vida me seguía comiendo por dentro, y por otro lado pensaba en Luis y su sonrisa. Extrañamente mientras pensaba en él, el pene de este cuerpo comenzó a moverse, cosa que nunca había sentido, era como si palpitara ante mis pensamientos. Decidí pensar en otra cosa, pensaba en mis papis y en cómo podría contactarlos para que me escucharan. Esa noche apenas pude descansar.


8 comentarios: