jueves, 17 de julio de 2025

El recogedor de basura

¿Y qué? ¿Esperas que te regrese tu cuerpo así nomás por unas lágrimas? 

Mírate nada más, mija, qué ridiculo te ves llorando con ese rostro de viejo raboverde que te cargas... Y sí, toda mi vida tuve que cargar con esa apariencia pero ya no más.

La verdad estoy muy a gusto en este cuerpo, y no pienso dejarlo. No tienes nada para ofrecerme, sigues siendo el mismo recogebasura que yo era. Todo tu dinero y el de tu familia ricachona ahora es mío, así que vete de una vez antes de que llame a MIS guardaespaldas. Dime: ¿Cuál de todos quieres que te echen a patadas? ¿Victor, el que se coge a tu mami a escondidas? O ¿Javier, el que tiene una segunda familia? Como verás ya me conozco todos los secretos y mejor de lo que tú hacías que los tratabas como sirvientes y no con respeto. 

Me da gusto ver como tus antiguos guaruras ahora te van a maltratar.


Ernesto, de 49 años, era un hombre que se ganaba la vida trabajando como recogedor de basura. 

Hace 3 semanas, mientras pasaban por una de los fraccionamientos privados de la ciudad, a Ernesto se le rompió una de las bolsas mientras la recogía, dejando un monte de basura en la banqueta. Ante esto, Julia, de 21 años, quien justo llegaba a casa de hacer ejercicio y vió lo que ocurría decidió acusar al hombre de ensuciar su vecindario y armar todo un escándalo.

Ernesto, asustado, intentó calmar a la joven pero uno de sus guardias se interpuso propinandole un golpe que le sacó el aire. Mientras él estaba en el suelo intentando recuperarse, miró que entre la basura que había tirado, brillaba algo lo cual resultó ser una moneda extrañana. Al hacer contacto con esta moneda emitió un brillo y segundos después, Ernesto se encontraba viendo su propio cuerpo desde los ojos de Julia. 

Después de esto, él fingió ser ella para ser llevada a su hogar y comenzar una nueva vida sin problemas monetarios.




martes, 15 de julio de 2025

martes, 8 de julio de 2025

Asunto familiar, capítulo 2

Capítulo 1


Estaba anocheciendo, en un día con cielo despejado, donde poco a poco la luz de una luna llena empezaba a reemplazar la iluminación del sol.

En medio de un bosque, un grupo de personas con capuchas negras caminaban juntas de manera sincronizada. Todos tenían las manos ocultas en sus mangas mientras se dirigían a una explanada que contenía símbolos extraños pintados en el suelo. Rodeada de encapuchados, se encontraba Carol, quien caminó hasta el centro del lugar, colocándose descalza encima de los símbolos extraños. 



Ella miró a su alrededor, observando a la gente, los símbolos. Luego su mirada se quedó fija en un punto, como si hubiese entrado en un trance, cerró los ojos y alzo su rostro hacia la luna, mientras el grupo de encapuchados comenzó a entonar una especie de canto en un idioma desconocido.


- "¿Carol? ¡¿Carol?!" - La voz de la propia Carol comenzó a llamar, se trataba de Irene quien le hablaba desde su joven cuerpo, y la sacudía ligeramente con el brazo.

De pronto Carol abrió los ojos, aun seguía dentro del cuerpo de Irene. Estaban en un Uber en camino a casa de Gabriela pero se había quedado dormida. Había estado soñando, o quizás recordando.

- "¿Qué? ¿Dónde? Oh, ya recuerdo, vamos a casa de mamá, quiero decir, de tu mamá" - Carol dijo mientras bostezaba y se aclaraba los ojos.

En el camino, al chofer le sorprendió ver que la abuela parecía comprender mejor la tecnología que su joven nieta, pues fue Carol quien pidió el servicio desde su celular. Y también le sorprendió que la joven tuviera mejor conversación, recordándole a sus tías. Incluso el chofer llegó a hacer una broma respecto a que las dos estaban invertidas, lo cual hizo que ambas sonrieran nerviosamente.

Al llegar a casa, Gabriela les abrió la puerta. Se llevó una gran sorpresa al ver a quien creía que era su madre acompañando a Carol, pues ella solamente esperaba a su hija, sin embargo recibió a ambas con un cálido abrazo.

- "Mamá, no me dijiste que vendrías hoy" - Gabriela preguntó sorprendida pero alegre.

- "No, no lo tenía planeado" - Irene contestó desde el cuerpo de Carol.

- "¡Mija!, no interrumpas así tu abuela" - Gabriela respondió alterada. Carol reaccionó de inmediato y desde el cuerpo de Irene se acercó para tranquilizar a su madre, diciéndole que no pasaba nada.

Ambas mujeres intentaron amenizar el momento para evitar que Gabriela sospechara algo.

- "No pasa nada... Mamá..." - Irene dijo - "Además yo solo quería darte una sorpresa trayendo a la abuela... ya ves que no la visitamos mucho" - terminó con un tono que sonaba más como un reclamo.

- "De acuerdo. En fin, pasen, qué bueno que siempre hago comida de más, en especial cuando hago espaguetti" - Gabriela dijo mientras las 3 mujeres se acomodaban y se sentaban en la mesa del comedor.

Las mujeres empezaron a platicar. Gabriela hacía preguntas a ambas mujeres para ponerse al día, sin embargo era evidente que Irene y Carol estaban siendo cortantes en sus respuestas, en especial porque en ocasiones una complementaba la respuesta de la otra. Hasta que Gabriela hizo una pregunta que dejó calladas a ambas.

- "¿Oye hija, y cómo te fue anoche con tu grupito ese?" - Gabriela preguntó mientras le daba una mordida a su pasta.

Irene se quedó sin hablar, no sabía qué responder. En ese momento recordó la libreta de su nieta, en donde lo último que leyó fue sobre una reunión que debió tomar lugar a la noche anterior. No sabía nada al respecto, y el hecho de que Gabriela haya mencionado "tu grupito" solo significaba que era algo que Carol hacía de forma recurrente.

- "Yo... eh... todo bien, mamá, no pasó nada, lo de siempre... ya sabes" - Dijo de manera nada convincente y muy genérica, mientras comía un poco de espaguetti.

- "Sabes que no estoy de acuerdo en que te juntes con esa gente, se visten raro, aunque bueno ya eres una adulta y tú sabes lo que haces" - Gabriela la miró con el ceño un tanto fruncido, entre enojo y preocupación.

Irene solo sintió la mirada de su nieta, quien se veía igual de nerviosa que ella con la situación, lo cual hizo que comenzara a sospechar al respecto. No podía ser coincidencia haber visto símbolos extraños, una reunión "secreta" y gente que se viste raro. Sin duda sabía que su nieta estaba ocultando algo.

La comida seguía su rumbo pero cada vez le era más incómodo a ambas mujeres mantener la conversación. El ambiente comenzó a sentirse tenso, y Gabriela podía sentirlo. No sabía qué era pero sin duda algo estaba ocurriendo con las dos mujeres que tenía en la mesa. Irene y Carol solamente se echaban miradas entre cada palabra. La comida casi se terminaba y ambas solamente querían que pase el tiempo para irse y terminar el compromiso.

Sin embargo la tensión se cortó cuando llegó Mauricio, el esposo de Gabriela, quien le dio un tímido abrazo a quien creía que era su suegra y luego un beso y abrazo fuerte a quien creía que era su hija. Irene solo respondió un "Mauricio" a secas mientras loa abrazaban. Ella y su yerno no tenían la mejor relación pero habían sabido mantenerla de manera educada y diplomática.


- "¿Oíste eso? Me dijo Mauricio, estos jóvenes de ahora y su educación" - Mauricio le dijo a Gabriela mientras la saludaba con un corto beso en la boca.

- "Sí, cada día se ponen más raros, ¿no crees, mamá?" - Gabriela preguntó.

- "Yo creo que cada día la vida se pone más rara, si me lo preguntas" - Carol respondió desde el cuerpo de su abuela.

Luego de eso las mujeres se levantaron y se disponían a irse, pues Mauricio les comentó que el albañil que iría a trabajar mañana se adelantó para ir hoy y necesitaban el espacio. Carol e Irene se despidieron, agradeciendo ambas en el fondo por la suerte que habían tenido.

Nuevamente Carol pidió un Uber desde su celular, aunque el brillo era muy fuerte para su visión vieja, ella alcanzó a pedirlo para regresar a casa. En el camino, Irene le pidió a su nieta que le enseñara a utilizar el celular y las apps pues no quería seguir viéndose tan anticuada al tener una apariencia tan joven.


En casa de Gabriela, ella se acercó a hablar con su marido mientras supervisaba al trabajador que estaba en su casa.

- "Estoy preocupada por Carol" - Gabriela le dijo mientras pasaba un brazo alrededor de Mauricio.

- "¿Por qué lo dices?" - Mauricio le dijo un poco extrañado.

- "¿No la viste hoy? Estaba rara, siento que algo le está pasando y no nos quiso decir, y ella me cuenta las cosas".

- "No debe ser nada grave, flaca, a lo mejor solo tuvo un mal día. A todos nos pasa".

- "No, no es eso. Se estaba portando muy raro, andaba muy misteriosa, y también mi mamá tenía algo, ya sabes que ella habla hasta por los codos y estuvo muy cortante".

- "¿No se te habrá olvidado su cumpleaños?" - Mauricio preguntó de manera ingenua, a lo cual Gabriela reaccionó levantando una ceja de manera juzgona. - "¿Anivers... o alguna fecha en especial? Ya ves que ella es muy detallista, flaquita." - Mauricio continuó tratando de arreglarlo antes de que su mujer se enojara.

- "No, Mauricio, no se me olvidó su cumpleaños, aun falta medio año para eso" - Ella respondió con un tono enojado mientras retiraba su brazo de los hombros de Mauricio.

- "Oh, bueno yo solo decía. Aunque ahora que lo mencionas sí estaba rara, por primera vez en la vida sentí que no me juzgaba con la mirada, incluso cuando la saludé ella puso su brazo como si quisiera abrazarme. Ella nunca había sido cariñosa conmigo, y mira que llevamos más de 20 años siendo familia".

- "Lo sé, amor, y por el contrario nuestra hija estaba distante, me di cuenta que cuando la saludaste de beso ella casi quita su cara para no besarte. ¿No le habrás dicho algo que la enoje?"

- "Claro que no, flaca, ella no es ninguna niña pequeña para que yo ande regañando, además no había hablado con ella desde hace días".

- "¿Estará enojada por algo? Ay Dios, debería llamarle o visitarla" - Gabriela dijo preocupada.

- "Ella estará bien, yo creo que deberías preocuparte más por tu madre, ya a su edad no podemos confiarnos de su salud mental" 

- "¡¿Qué dijiste de mi mamá?!" - Gabriela preguntó exaltada.

- "No, nada. Solo decía... mejor llámale a tu madre o no sé, haz lo que quieras" - Mauricio dijo mientras caminaba hacia el cuarto para huir de una posible discusión provocada por su imprudencia.


Al llegar a casa de Carol, ambas mujeres se dirigieron a la cocina. Carol abrió su refrigerador y sacó una botella de agua la cual comenzó a tomar como si no hubiera tomado agua en un día entero. 

- "Hija, hay algo de lo que quisiera que hablemos" - Irene le comentaba mientras su nieta tomaba un sorbo tras otro.

- "Sí, dime, disculpa abue es solo que siento mucha sed"

- "Lo sé, hija, una se acostumbra. Cuando llegas a cierta edad tu cuerpo ya no es el mismo. Pero mínimo deberías servirte en algún vaso, por educación".

Carol le hizo caso, sacó un vaso de vidrio y lo llenó de agua. - "Entonces dime abu, ¿de qué quieres hablar?" - Le preguntó mientras comenzó a tomar el agua de manera más pausada.

- "Es respecto a esos amigos que mencionó tu mamá" - Irene le empezó a decir cuando Carol escupió el agua, atragantándose. La abuela comenzó a asistir a Carol, quien después de unos minutos se pudo reponer.

- "¿Qué? ¿Qué amigos? No sé de qué hables" - Carol le decía mientras recuperaba el aliento y se aclaraba la garganta.

- "Tú sabes bien, Carolsita, tu madre mencionó unos amigos que se visten raro" - Irene le dijo de manera más seria.

- "No, no es nada. Ya sabes cómo son las mamás, todos son raros y malos para ellas" - Carol intentó disuadir a su abuela, pero la mujer era testaruda como su edad, cruzó los brazos y la miró como toda madre que regaña a su hijo.


Carol no podía resistir la mirada regañadora que venía de los que eran sus ojos, y después de terminar su vaso de agua lo asentó en la meseta y se sentó en un sillón, donde dio un fuerte suspiro.

- "Bien, lo que mi mamá decía es un grupo con el que me junto cada 15 días".

- "¿Y bien? ¿Qué hacen o qué?" - Irene preguntó aun con los brazos cruzados.

- "Nada, solamente platicamos y ya" - Carol respondió con la voz nerviosa.

- "¿Y ya?" - Irene cuestionó levantando una ceja.

- "S.. sí" - Carol decía mientras frotaba las manos de forma nerviosa. Irene se percató de esto y bajó los brazos para acercarse a su nieta.

- "Hija, puedes contarme lo que sea, y más ahora que estamos así. Tenemos que descartar todas las opciones" - Le dijo con una voz más dulce mientras le sujetaba las manos. La sensación de sus antiguas manos arrugadas le resultaba extraña ahora que tenía las tiernas y delicadas manos de Carol.

- "Yo... eh, bueno, es solo que no sé ni por donde empezar" - Carol decía mirando al cielo, en busca de las palabras adecuadas para contar lo que tenía en mente.

- "Puedes empezar por contarme cómo se llaman, o cómo los conociste" - Irene le dijo con una sonrisa.

- "De acuerdo. Todo empezó hace unos meses, estaba navegando por unos foros de internet, buscando todo tipo de cosas, ya sabes..."

- "No, no sé qué hacen ustedes en internet, no le entiendo a esos aparatos".

- "Bueno, en internet puedes buscar todo tipo de cosas, y en verdad digo todo" - Carol dijo haciendo énfasis en Todo.

- "Ya hija, dime sin tanto rodeo".

Carol hizo una pausa de unos segundos y luego miró fijamente a su abuela a los ojos en un gesto de honestidad.

- "Encontré personas que pueden hacer que cambies de cuerpo". 


domingo, 6 de julio de 2025

La nueva hija de papi (traducción)

Les comparto una traducción de uno de mis blogs favoritos


Caption original: Jessica Gardel's Daddy's New Daughter

viernes, 4 de julio de 2025

Cabeza hueca

Claramente esta niña no tenía nada más para ofrecer que su cuerpo. 

¡Dios! Tiene la cabeza hueca, casi puedo sentir que baja mi IQ en este cuerpo. En su cabeza solo piensa en recetas saludables, ejercicios y "pensamientos positivos"... Bah como si eso fuera interesante.

Lo único bueno es que con este físico no voy a aburrirme y me voy a divertir mucho con sus amigas, en especial porque no sabrán que su querida Lizzie ahora es el "mugroso" que ella rechazó hace semanas. Ya muero por ir a su próxima clase de pilates y mirarlas todo lo que quiera sin que piensen que soy un pervertido.

Y ni hablar de los ceros que hay en su cuenta de banco. Aquí por dinero no paramos. Ser una hija de papi millonario es mucho mejor que ser un simple empleado con salario mínimo. Es momento de comprarme todas las cosas que yo quiera, y si no me alcanza siempre está mi nuevo papi para consentirme.

Gracias querida Lizzie, voy a disfrutar esto como no tienes una idea. Ahora una selfie antes de ir a ver a tus amigas, oh perdon, mis amigas.



martes, 1 de julio de 2025

Asunto familiar, capítulo 1


Una mañana, Irene se despertó con mucha confusión. Se sentía mareada y con un dolor inmenso de cabeza. Normalmente le costaba mucho moverse con agilidad a sus 86 años, pero de repente sintió como si su cuerpo fuera tan ligero como una pluma y se recostó en la cama.

Miró al espejo que tiene en su buró y se llevó una enorme sorpresa: No solo vió a una mujer joven y hermosa en el reflejo, sino que esa mujer era nada más y nada menos que su nieta Carol, de 21 años. No había duda: su rostro refinado, su piel sin ninguna arruga, sus ojos claros y ese cabello rebelde que constantemente era motivo de quejas por parte de Gaby, la madre de Carol e hija de Irene. Pues la joven siempre lo tenía suelto y no le gustaba peinarse a menos que se tratara de alguna ocasión especial.


(Este gif fue hecho 100% con IA, por si se preguntan de dónde proviene... sorprendente, ¿no?)


Pero eso no era todo. Al levantarse pudo notar como no solo tenía el rostro sino también su cuerpo entero. Ese cuerpo esbelto y cuidado por su nieta, ahora le pertenecía y no sabía qué era lo que estaba ocurriendo. Ella aun estaba en su habitación de siempre, con su vieja cama, su tocador y su pijama que ahora lucía anticuada con su nueva imagen.

Corrió hacia el baño, con una velocidad que hace décadas no tenía, y empezó a palparse el rostro y el cuello.

- "Esto debe ser un sueño o una pesadilla, ¿por qué me veo como Carolsita?" - Ella se decía a sí misma. Luego con las manos un poco temblorosas comenzó a palmar más abajo, hasta llegar a los pechos, palpándolos con temor, como si estuviera haciendo algo prohibido y la fueran a atrapar. Ella sintió un par de pechos firmes y unos pezones que se erizaron y empezaban a marcarse por debajo de la pijama. 

Ella soltó un ligero gemido pero instantáneamente quitó sus manos de ahí. En el fondo había disfrutado la sensación pero sentía una culpa al mismo tiempo, incluso se dijo a sí misma que eso era pecado y seguro era un sueño provocado por el diablo o algo. 

Aun incrédula de lo que pasaba, regresó a su cama y se acostó intentado dormir nuevamente, para ver si así despertaba o al menos soñaba algo diferente, pero por más que cerraba sus ojos no lograba nada. Se sentó en la orilla de la cama, mirando aun su reflejo.

- "No entiendo, ¿por qué estaré soñando con mi nietecita? ¿Es alguna señal? Espero que ella esté bien, tal vez esté en peligro, en cuanto despierte tengo que llamarle".

Intentó otros métodos: Pellizcarse, aguantar la respiración, golpearse el dedo chiquito del pie, echarse agua e incluso echarse de espaldas para generar la sensación de caída. Pero nada funcionaba. Ella seguía ahí, con el joven cuerpo de Carol. 

Harta de lo lograr nada, ella se resignó. - "Bien, al menos aprovecharé este sueño". 

Se dirigió a su closet y miró a la ropa que tenía, eligió un par de vestidos y se dirigió al baño para cambiarse. Se tapó los ojos al quitarse la pijama, pues aunque fuera un sueño, aun sentía culpa de mirar el cuerpo de su nieta desnudo. Luego dándole la espalda al espejo se colocó el primer vestido, uno con encajes y un corte muy conservador que cubría casi por completo su cuerpo. Ella se dio la vuelta para mirarse, con una sonrisa que pronto se desvaneció al ver la realidad. Aunque ese vestido lo tenía desde que tenía la edad de Carol y era de sus favoritos, ahora se veía anticuada, ese vestido no era en absoluto un estilo que favoreciera la apariencia que ahora tenía. En verdad parecía una anciana, aunque realmente lo era por dentro.

Rápidamente se cambió por otro vestido, uno más relajado con un corte distinto que tenía un escote muy leve. Su expresión comenzó a alegrarse, le gustaba lo que veía. 

Carol es una mujer que siempre se ha cuidado y ha mantenido una figura esbelta aunque tampoco algo sobresaliente, ella no suele hacer ejercicio, pero sí se alimenta de forma sana. Aun a pesar de su figura esbelta, ella suele vestir con blusas oversize y nunca arreglar su cabello. Ahora esa figura estaba siendo vista de primera mano por su abuela Irene, quien asombrada por lo bien que lucía decidió ir a su closet y buscar en lo más profundo un vestido que tenía guardado desde hacía tantos años, un vestido especial para ella. Uno que utilizó en su juventud cuando tenía una figura similar a la de su nieta.

De inmediato se quitó el vestido que tenía, esta vez por la emoción no se tapó los ojos, por lo que por primera vez observó el cuerpo de Carol completamente desnudo en el espejo. Esto la asustó y se tapó la boca por instinto ante el shock. Intentó contenerse pero fue inútil, por instinto llevó la mano que tenía libre hacia uno de sus pechos, apretándolo con firmeza y sintiendo un cosquilleo por todo el cuerpo. Una sensación que momentos atrás comenzó a tener pero se había negado, ahora se estaba apoderando de ella poco a poco. Sintió como sus pezones comenzaron a erizarse y endurecerse nuevamente, y esta vez en lugar de alejar la mirada, la mantuvo firme, observando cada parte y sintiendo cómo su cuerpo reaccionaba ante tal estímulo. 

Ella continuó apretando con su mano, sintiendo la firmeza de sus pechos jóvenes, y de manera casi automática llevó la mano con la que tapaba su boca a su entrepierna, sintiendo una humedad cálida. Ella abrió los ojos del placer instantáneo y también por la sorpresa de tener una vagina depilada.

- "¡Dios santo!" - Ella dijo con una voz suave, casi susurrada. - "No recuerdo la última vez que sentí así de rico" - Tras sentir la humedad su siguiente movimiento fue apretar con sus dedos, sintiendo ahora una explosión que la hizo soltar un gemido y recargarse en el espejo, teniendo ahora su reflejo cara a cara. En medio del éxtasis ella cerró los ojos y besó su reflejo.

Después de unos segundos, ella abrió los ojos y trató de entrar en razón. Se alejó del espejo y se vio de cuerpo completo en el espejo, tapándose los pechos y la vagina.

- "No, no, no. Dios mío esto no puede estar pasando, ¿qué estoy haciendo?" - Ella decía con la respiración agitada. La humedad aun se podía sentir en la entrepierna pero trataba de ignorarla. Ella sentía culpa por lo que estaba haciendo. Sea un sueño o no, ella era una mujer íntegra y sentía que estaba profanando el cuerpo de su nieta, además de ser una mujer súmamente religiosa, lo cual hacía que también se sintiera como una pecadora al darse autoplacer, razón por la que esta sensación era tan sorprendente para ella. Toda la vida creció como una mujer conservadora que debía dedicarse al hogar y el placer era solamente cuando su marido quisiese, pero ahora siendo una viuda desde hace más de 10 años, el placer era algo que había desaparecido de su vida.

Tras un momento ella se recompuso y se colocó el vestido que había buscado. Un vestido azul, ligero, con tirantes de encaje, un escote aun conservador pero que dejaba ver más que cualquier otro que ella tuviera. Un vestido que dejó de usar cuando se casó en su juventud, que le recordaba a sus días de soltera. 

El vestido se ajustó a la perfección con su cuerpo, el azul combinaba con sus ojos y el corte parecía que hubiese sido diseñado para el cuerpo de Carol. 

Irene sonrío de oreja a oreja, por unos segundos comenzó a fantasear, recordando su juventud, en donde usaba ese vestido para salir a caminar por el parque, recibiendo cumplidos y elogios por parte de jóvenes apuestos. Una mujer sumamente atractiva y apuesta que estaba oculta debajo de esa piel arrugada y décadas de un matrimonio machista y conservador. Ella sentía que algo por dentro estaba cambiando. De repente no se sentía atada a sus tradiciones de siempre, era como si su mente se estuviera liberando poco a poco. Se miró al espejo, admirando como el cuerpo de su sobrina y su vestido eran una combinación perfecta. 


Entonces un pensamiento más pasó por su mente:

"¿Y si esto no es un sueño? ¿Y si realmente estoy en el cuerpo de Carol? ¿Ahora ella está en mi cuerpo? ¿Estará en su casa con mi cuerpo? Quizás deba visitarla..."

Irene salió de casa y comenzó a caminar por las calles de alrededor. Se dio cuenta de lo mucho que todo había cambiado en los últimos años, pues aunque ella disfrutaba de dar paseos por el parque, su edad y enfermedades habían impedido que tuviera actividad física y por lo tanto estuviera mucho tiempo encerrada, viendo la vida pasar desde la ventana.

Algunas casas en donde vivían antiguos amigos ya habían sido derribadas para dar lugar a negocios nuevos: tiendas, cafeterías, zapaterías, entre otros. Ella sintió un tono de melancolía al ver cómo la ciudad había cambiado. Parecía una ciudad extraña, la cual iba acorde a cómo ella se sentía consigo misma.


Al pasar las calles, también percibía las miradas de las personas, en especial de los hombres que ella consideraba "jóvenes", aunque en realidad eran de la misma edad que Carol o solo un par de años mayores. Incluso recibió un par de guiños, lo cual la hizo sonrojarse y sonreír de una manera discreta pero coqueta. 

Ella siguió su camino, intentando recordar cómo llegar hasta la casa de su nieta, pues las pocas veces que ha ido siempre había sido como pasajera en automóvil, pero ahora debía limitarse a caminar pues no contaba con dinero para un taxi y su teléfono era uno que solamente recibía llamadas, sin acceso a internet o cualquier app.

Lo que sí recordaba es que no era tan lejano, pues el trayecto en automóvil no era más largo de 5 minutos, además de que también recordaba una cafetería que estaba justo a la vuelta, en donde vendían un pan que ella amaba pero no había podido comer desde que desarrolló la diabetes hace unos años. Por ese mismo motivo, en cuanto vio la panadería, no dudo en entrar y pedir uno de esos. En cuanto le iba a dar la primera mordida, recordó que no llevaba dinero consigo así que lo quiso devolver, pero el panadero le dijo que por esta vez sería cortesía de la casa, pues "Carol siempre ha sido una gran clienta", además de elogiar su vestido "vintage".

Ella sonrió y agradeció, terminándose el postre en un par de bocados. El sabor tan dulce se sentía potenciado con las glándulas jóvenes que ahora tenía. Era más delicioso de lo que ella podía recordar. Por unos segundos sentía que flotaba por el aire y luego regresó en sí, para agradecer nuevamente al panadero y salir en busca de su nieta.

Al llegar a la casa, ella estuvo tocando a la puerta por más de 5 minutos pero no tenía respuesta. Ella se preocupó pensando que podría haberle pasado algo, así que acechó por las ventanas pero no veía a nadie por dentro. De reojo miró que una de las ventanas estaba ligeramente abierta, y aprovechando su agilidad estiró el brazo para alcanzar a quitar el seguro y luego pasar su brazo por detrás y así abrir una puerta lateral.

Al ingresar a la casa, todo estaba en silencio, ella caminaba con precaución y temor por los pasillos, esperando encontrar bien a su nieta. Llegó a la habitación pero no vio a nadie, luego pasó por el baño pero también estaba vacío. En las paredes habían cuadros con fotos familiares: Fotos con Carol e Irene, Carol con sus padres, y Carol con amigas suyas. Ella apreciaba las fotos, mirando cómo ahora el rostro de su nieta se reflejaba en el vidrio por encima de una foto con su rostro original.

De repente, el momento se vio interrumpido con el ruido de una taza rompiéndose en la sala. Ella brincó del susto, dejó la foto en su lugar y corrió a ver lo que estaba ocurriendo. Se llevó un susto aun mayor con la imagen que vio en ese momento.


Se trataba de su viejo cuerpo, sentado en un sillón, con una mirada perdida y triste, con los ojos hinchados y resecos como si hubiese estado llorando en las últimas horas.

- "¿Ca-Carol?" - Irene preguntó con la voz temblorosa.

La anciana volteó lentamente la mirada hasta mirarla de frente, abrió los ojos y su mirada se iluminó como si hubiese visto un fantasma.

- "¿Qué está pasando?" - La anciana preguntó con una voz débil, mientras apretaba las manos de forma ansiosa.

Irene se acercó a ella. Se arrodilló para sujetar sus manos y hablarle de cerca.

- "Hija, ¿eres tú? Por favor dime que eres Carol" - Preguntó.

- "¿Qué está pasando? ¿Qué haces aquí?" - Respondió con la voz aun temblorosa, incluso sonando como un reclamo.

- "No lo sé, pero hoy cuando desperté me veía... pues así, como tú" - Irene le dijo mientras señalaba su cuerpo. La otra mujer mayor la miraba e intentaba hablar pero se veía débil, así que corrió a servirle un vaso de agua. 

- "Gracias" - La mujer dijo mientras tomaba un sorbo del agua - "En verdad no sé qué está pasando... ¿abuela?" - La mujer continuó, como si de repente hubiese reaccionado a lo que veía - "¿de verdad eres tú? ¿por qué estamos en el cuerpo de la otra?" - Siguió hablando, con un tono más extrañado que antes, como si de repente hubiera sentido una gran confusión, o al menos eso parecía.

- "No lo sé, hija, en verdad que no lo sé". Irene se levantó y caminaba por la sala, tratando de pensar en qué estaría sucediendo. - "¿Alguien más sabe de esto?" - Le preguntó a su nieta.

- "No, con trabajo he podido tan siquiera caminar y respirar al mismo tiempo. Me siento tan inútil... sin ofender, abue". 

- "Descuida, créeme que te entiendo perfecto" Irene respondió - "Además... siento que esto es un sueño, ¿sabes? Por más real que esto se sienta... no es posible".

- "O más bien una pesadilla" - Carol interrumpió mientras se levantaba con mucho trabajo.

Irene caminó hacia ella, para ayudarla a ponerse de pie. Ambas mujeres estaban sumamente confusas y sin entender lo que estaba ocurriendo. Incluso Irene ya comenzaba a creer que realmente no era un sueño.

- "Escúchame, hija, no sé qué esté pasando pero vamos a solucionarlo, ¿ok?" - Irene le dijo tranquilizándola.

- "Sí, abue, como tú digas, es solo que tengo miedo" - Carol respondió mientras bajaba la mirada.

Aunque Irene deseaba que esto termine pronto por el dolor de ver a su nieta en esa situación, no podía negar que por dentro también tenía deseos de mantenerse joven, en especial porque aun no podía dejar de pensar en ese momento íntimo que vivió en el baño.


- "Por cierto, abue, ¿qué es eso que llevas puesto?" - Carol cuestionó sobre el vestido.

- "¿Qué tiene? Oh bueno, es un viejo vestido... no pude evitar usarlo, ¿sabes? lo usaba cuando tenía tu edad" - Irene contestó con una sonrisa.

- "Es muy lindo... la verdad no suelo usar vestidos pero te ves muy hermosa... no pensé que me viera así de linda, mi cuerpo te queda bien" - Carol dijo con una ligera sonrisa.

- "Es porque tu madre siempre te dice que te arregles, al menos tu cabello. ¿Ya ves cuánto cambia tu imagen con algo tan sencillo?" - Irene le dijo como un reclamo irónico. Ambas mujeres solamente soltaron una risa para liberar un poco la tensión que estaban viviendo.

- "Mi madre, ¡es verdad!, hoy quedé de ir a visitarla... no puedo ir así" - Carol dijo asustada - "¿qué haremos? ¡Deberíamos decirle!"

- "No, hija. ¿Acaso crees que ella nos crea? Descuida, creo que podemos arreglárnosla"

- "Bueno, pero debemos hacer algo, no podemos ir así como así".

Las mujeres se metieron al cuarto de Carol, en donde ambas se ayudaron mutuamente a maquillarse y arreglarse para lucir lo más parecido posible a cómo deberían lucir. Carol le pidió cambiar el vestido por una de sus blusas oversize pero Irene se negó al inicio, aunque luego de varios intentos accedió a cambiar el vestido por una blusa de un color similar. Luego de eso, la anciana buscó entre la ropa más rebuscada del closet de Carol y encontró varias opciones de ropa para su nieta. Aunque ninguna era de su gusto y por eso las tenía guardadas, terminó accediendo a probarse un par de blusas, por lo que fue al baño mientras Irene se quedó buscando en el closet, en donde al mover un pantalón, cayó una libreta que tenía una pluma por dentro. 

Irene abrió la libreta, era una especie de diario en donde encontró apuntes de Carol. Le sorprendió leer que su nieta tenía pensamientos negativos sobre sí misma, como odiar su apariencia y no sentirse merecedora de la vida que tenía. Al pasar las hojas comenzó a sentir una angustia al ver símbolos extraños que le parecieron satánicos al contener pentagramas y otros símbolos místicos. 

Su angustia creció cuando en una de las hojas alcanzó a leer algo sobre una reunión que debió ser la noche anterior. Sin embargo justo en ese momento su nieta salió del baño con la ropa que habían elegido. Irene decidió no decir nada y simplemente guardó la libreta nuevamente en el closet, debajo de un cerro de ropa.

- "Bueno, abuela, ¿estás lista? porque yo no"- Carol dijo con una sonrisa ansiosa.

- "Sí, hija... aunque ahora debes llamarme Carol, o hija, o bueno ya sabes".

- "Tienes razón, Carolsita... vaya eso fue raro".

Las dos mujeres salieron a la calle, en donde Carol usó su celular con sus nuevas manos arrugadas para pedir un Uber. El brillo de la pantalla ahora le resultaba molesto con su vista pero logró pedir el viaje sin mayor problema.


jueves, 5 de junio de 2025

Feliz aniversario 50


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martes, 27 de mayo de 2025

La puerta equivocada

Hola Marissa, qué bien te ves... Esta vista me recuerda a la primera vez que te vi.


Por supuesto, en ese entonces yo solo era un pobre albañil que abrió la puerta equivocada en la casa del patrón y tú eras una princesa caprichosa que salía de darse un baño.

Aun recuerdo como salían tus gritos de esta dulce boca, las venas de este cuello se resaltaban por la fuerza de tu enojo. Estos preciosos ojos se llenaron de lágrimas y estas manos tan tiernas y delicadas temblaban de miedo, pensando que estaban en peligro, pensando que yo te haría daño.

Aun recuerdo al patrón entrar pateando la puerta y sujetándome del cuello para someterme mientras la policía venía en camino. Intenté hablar pero mis pulmones se quedaban sin aire mientras veía a lo lejos este rostro tan bello llenarse de pánico gritando "llévenselo, llévenselo". 

Recuerdo los golpes que recibí en el estómago por parte de los guardaespaldas del patrón y luego otra ronda cuando llegó la policía. Me golpearon tanto que no pude decir ni una palabra. 
Nunca pude defenderme, no pude hablar ni mucho menos meter las manos. Yo no tenía malas intenciones, solamente mala suerte.

Cuando iba en la patrulla, semi inconsciente con tanto golpe en la cabeza, solamente veía una luz haciéndose cada vez más intensa. Cuando al fin tuve fuerza para hablar algunas palabras, pedí que apaguen la luz pero el policía solamente rió llamandome loco. No había luz, excepto la luz de los faros de un trailer que había perdido el control, estrellándose de frente a nosotros.

Con tanto shock no sabía si estaba en una pesadilla o un sueño. Solo recuerdo estar nuevamente en la casa del patrón, decidí buscarte para poder disculparme y arreglar las cosas, pero de algún modo no me podías ver y luego en un parpadeo yo estaba mirando el espejo a través de tus ojos.


Yo nunca quise hacerte daño, Marissa. Ni siquiera sabía de tu existencia hasta que abrí una puerta que no debí.
Una puerta que irónicamente ahora debo abrir todos los días usando tus manos, caminando paso a paso con tus hermosas y largas piernas.

Aun no entiendo qué o cómo ocurrió esto, pero la vida me dió una nueva oportunidad que no pienso desperdiciar. 
En fin, Marissa, no sé si puedas escucharme o si estés por aquí. Solo quiero que sepas que nada nos pasará de ahora en adelante.

Ahora debo apurarme o llegaré tarde a almorzar con el patrón, perdón, mi padre.

miércoles, 14 de mayo de 2025

El intendente

- "Hmm qué nalgas tan ricas tienes, mamacita, ¿Te gusta cómo te las apreto?"

- "Claro amor jeje, no sé qué te picó hoy pero andas con muchas ganas. No sueles apretarlas así de fuerte"

- "Bueno es que no me había fijado de lo rica que estás, podría apretarlas todo el día"

- "No amor, me las vas a dejar moradas o algo, ¿qué tal si mejor descargamos esta tensión en otras partes de mi cuerpo?"

- "Me gusta cómo piensas, mamita rica, vamos empezando por quitarnos la ropa"



- "¡Amor! Mira lo duro que ya estás, normalmente tardas un poco pero esto fue instantaneo, ¿no te tomaste algo o sí?"

- "Claro que no, mamita rica, con ese culo y tetas que te cargas es obvio que me voy a poner así... ahora tú ponte en 4 que te quiero reventar"

- "Hmm ¿sabes? me gusta este lado pervertido, no te lo conocía"

- "Hay mucho que no sabes, a partir de hoy considera que soy una persona nueva"


Pablo, un hombre de 38 años que trabajaba en el supermercado como intendente de limpieza, observaba todos los días a las mujeres entrar y salir con ropa deportiva que resaltaban sus esbeltas figuras, esto debido a que su supermercado se ubicaba justo al lado de un gimnasio de renombre. A diario las seguía de manera discreta, morboseando y fantaseando con estar en la cama con ellas. Sin embargo debido a esto mismo, constantemente era regañado y castigado por la administración, pues las cámaras de seguridad lo delataban. Al punto en que recibió un ultimatum: Una más y te vas a la calle.

Pablo, siendo un hombre solitario y de familia humilde no tuvo más opción que comportarse ya que era el único sostén de su casa. Sin embargo sus pensamientos intrusivos eran muy fuertes, y las ganas de querer estar con una mujer sensual y más joven invadían su mente todos los días.

Hace un par de días, mientras él limpiaba la parte trasera de unas neveras, miró de reojo a una mujer hermosa pasando con su carrito del super. Vestía un ajustado leggin negro que resaltaba su redondo trasero, y una sudadera a medio cerrar que dejaba ver un escote pronunciado. Pablo intentó resistirse pero al final no pudo y se quedó mirando a la mujer fijamente mientras pasaba sus manos por su entrepierna, fantaseando con aquella belleza que tenía a unos metros. Sin embargo su momento morboso se vio interrumpido cuando el esposo de aquella mujer, un hombre alto, en gran forma física y 10 años menor que Pablo, lo sorprendió y reprendió llamando a seguridad. Pablo suplicó que lo dejaran ir, tratando de soltarse de las manos del otro hombre, sin embargo con su sobrepeso y nula condición física le fue imposible.

Él miraba a lo lejos cómo los guardias de seguridad venían por él, lo cual significaba su despido, por lo que en un desesperado intento jaló uno de los cables de las neveras, provocando un corto circuito que dejó a ambos hombres en el suelo, lo cual hizo que la mujer gritara asustada pidiendo ayuda. 

Al despertar, Pablo se vio en los brazos de aquella mujer quien rápidamente le dio un beso, aliviada por verlo consciente. Él no entendía nada hasta que miró hacia abajo y se dio cuenta de que estaba en el cuerpo del esposo. De alguna manera ambos hombres habían cambiado de cuerpos y ahora el esposo estaba siendo llevado en una patrulla con el cuerpo obeso y maltratado de Pablo, sin dinero, trabajo y una denuncia de acoso sexual en su contra.


Hoy en día, Pablo disfruta una nueva vida con lujos, un cuerpo atlético, y en especial, una sensual mujer que saca su lado más salvaje y reprimido gracias a la perversión de quien cree que es su esposo.



martes, 13 de mayo de 2025

El Banco te ofrece...

Se te ofrece pasar un mes entero en este cuerpo, con acceso a su dinero, amistades, lujos y propiedades.



A cambio debes renunciar a tu vida actual, tu cuerpo será propiedad del Body Bank y se te asignará un cuerpo aleatorio: quizás un hombre de 45 años, una mujer de 50, o un exconvicto de 25 años que cedió su cuerpo como reducción a su larga condena.



¿Lo tomas o lo dejas?


jueves, 8 de mayo de 2025

El regreso de M

¡Hola a todos!

Esta no es una historia tal cual, es solo para anunciar que el blog de M (BodySwap Et-Al) está de regreso, aunque se perdieron muchas de sus historias (podríamos decir que es un Lost-Media). 

Pueden encontrarlo en el siguiente link para seguirlo y darle el apoyo que se merece:

https://bsetalr.blogspot.com/




jueves, 17 de abril de 2025

(In)alcanzable

 Esta es una historia basada en el Body Bank, del que podrán encontrar más contexto en el blog de Siesta.



lunes, 7 de abril de 2025

La reina (what if de Blancanieves)

Este fin de semana vi la nueva película de Blancanieves, y a decir verdad no me pareció tan mala como la hacen pintar, aunque admito haber bostezado unas cuantas veces (Los musicales no son mi género favorito pero tampoco los odio). 

Aun así, me dejó pensando en una idea y se trata de un final alternativo con la temática de esta comunidad. Así que les dejo esta historia corta que espero les guste.


___________


Luego de que todos sus planes fracasaran, la reina malvada se había rendido en su plan para ser la más bella del reino. Su hijastra Blancanieves era percibida como la más hermosa y bondadosa por parte de todas las personas, y ahora todo el pueblo se había levantado para expulsarla, con la princesa al frente.

"La manzana encantada no funcionó, ese estúpido bandido del bosque lo arruinó. Y esos enanos se encargaron de mantenerla a salvo. No los perdonaré, no perdonaré a nadie." La reina decía en su espejo, recordando como la princesa era alabada por todos, era amada y admirada: todo lo que la reina deseaba que fuese para ella.

Sabiendo que ahora ella era la villana ante los ojos de todos, no había vuelta atrás. No había rincón en el mundo donde no fuera señalada y perseguida. Así que comenzó a elaborar un último plan: el plan maestro que cambiaría todo para siempre.

Mientras escuchaba afuera el ruido de la gente, ella recitaba palabras en un idioma antiguo frente a su espejo mágico. El reflejo pasaba de tener el rostro de la reina a tener el rostro de Blancanieves. 

"Perfecto" la reina decía sonriendo mientras la habitación se llenaba de humo. El ruido de la gente se hacía cada vez más fuerte, ya habían ingresado al castillo. Blancanieves pidió a los guardias que se quedaran afuera para que ella entrara sola con la reina. A pesar de la maldad que emanaba de su madrastra, la princesa aun mantenía la esperanza de hacerla cambiar.


"Se acabó, mi reina, no puedes seguir haciendo daño a nuestro pueblo". Blancanieves le decía con una voz valiente.

La reina estaba sentada, de espaldas a la princesa, mientras se miraba en el espejo. "Mi vida era perfecta. Tenía belleza, poder y magia, ahora solo me queda la última. Cuando miro mi espejo, ¿Sabes qué es lo que veo, Blancanieves?"

La princesa se quedó en silencio, expectante de las palabras de la mujer.

"No veo a una reina poderosa, no. Tampoco veo a una mujer hermosa, amada por todos. Lo único que veo es a un simple y miserable ser que lo perdió todo". La reina dijo mientras se volteaba hacia su hijastra. "Y tú, Blancanieves, eres la razón".

"Eso es algo que tú misma provocaste, con tu envidia y tu corazón lleno de maldad. Pero esto no tiene que acabar así. Deja todo eso atrás y gobernemos juntas". La princesa le dijo con un tono más bondadoso 

"Después de todo lo que he hecho" La reina dijo con una sonrisa irónica. "Y aun quieres que esté a tu lado. Vaya cursilería. No entiendo porqué ven belleza en ser alguien tan tonto. Mejor acabemos con esto de una vez." La reina dijo mientras sacaba una daga de diamante.

"Por favor, no hagas esto, no tiene que acabar así. Podemos salir juntas y el pueblo... Yo sé que podrían llegar a perdonarte".

La reina solamente rió. "Niña, esto no va a acabar como tú piensas. Claro que saldremos juntas pero no como tú crees".

Luego de esto, la reina clavó la daga en su pecho, gritando del dolor y cerrando todas las puertas y ventanas, encerrando a ambas mujeres en la habitación. Blancanieves estaba aturdida sin saber cómo reaccionar al ver como la mujer se estaba quitando la vida frente a sus ojos. Los gritos de la reina hicieron que un humo negro comenzara a levantarse, envolviendola y haciendo que se comience a desvanecer en el aire. Pronto ese humo comenzó a envolver a la princesa. Intentó luchar para quitárselo de encima, sentía como la intentaba asfixiar. Quizo gritar para pedir ayuda pero al abrir la boca el humo empezó a introducirse en ella, paralizandola. Sus ojos comenzaron a brillar con una fuerte intensidad mientras el humo terminó de introducirse por completo en ella. 

Segundos después, ella se acercó al espejo y al mirar su reflejo, se formó una sonrisa retorcida en el rostro de la princesa. "Sí, funcionó. Esto es perfecto. ¿Sabes, niña? La verdad es que no soporto ver tu rostro pero me acostumbraré, al igual que me acostumbré a mi rostro anterior, tu madrastra puso más resistencia que tú a decir verdad, ya incluso perdí la cuenta de las reinas y princesas que he sido". La mujer miraba a detalle su nuevo cuerpo, sintiendo desprecio por el colorido vestido amarillo que llevaba. "Sí, hay mucho qué hacer contigo. Pero primero lo primero". La mujer se retorció mientras sus ojos brillaban, luego de eso expulsó un humo blanco hacia el espejo, dejando ver el espíritu de Blancanieves, ahora encerrada dentro del espejo. "Muy bien, niña, es hora de que me dejes reinar en paz" decía mientras reia de forma malvada. 

Luego de eso, la puerta se abrió, con el hombre del bosque que se habia enamorado de Blancanieves. "¿Estás bien, princesa? ¿Qué pasó con la reina?"

La mujer cambió su semblante por el de una mujer asustada. Y señaló al espejo. "Ahí, hizo algún especia de brujeria y se encerró en el espejo, y ahora quiere encerrar a todo el reino ahí. Rápido, hay que destruirlo".

El joven se acercó al espejo, el espiritu de Blancanieves intentó manifestarse para evitar que lo hiciera ya que desaparecería para siempre, sin embargo la mujer hizo un pequeño hechizo para hacerle creer al joven que en el espejo estaba reflejado el reino en llamas.

"No dejaré que nos haga más daño" gritó, mientras agarraba el espejo y lo tiraba al suelo, rompiendolo y desvaneciendo toda esperanza para siempre.

La mujer se acercó y le dio un beso al hombre para felicitarlo. Sonriendo al ver cómo su plan había resultado a la perfección.


Después de todo lo sucedido, el reino celebró la caida de la reina, nombrando a quien creían que era Blancanieves como la nueva monarca. Quien poco a poco comenzaría a realizar cambios en su apariencia, asemejandola más a su antiguo ser, con ropa oscura y una actitud déspota y fría. Todo aquél que sospechara o insinuara algo contra ella era inmediatamente ejecutado. Siendo su joven amado una de las primeras victimas. 

Años después comenzaron a surgir leyendas entre los aldeanos, sobre cómo la dulce Blancanieves había caído bajo alguna especie de maldición que oscureció su corazón. Sin saber lo que en realidad había ocurrido.





martes, 1 de abril de 2025

Días de Abril

¡Saludos a todxs!

Espero que estén bien y que hasta ahora su año tenga buen rumbo.


Esta publicación es únicamente para tomarnos el tiempo de interactuar un poco. 

Yo sé que este blog lo he dejado de un lado para darle prioridad a temas personales (trabajo, pareja, amigos, etc) sin embargo aun sigue siendo un espacio para plasmar ideas e historias cuando se da la oportunidad.  


Cuéntenme, 

¿Cómo se encuentran? ¿Qué tal les trata la vida? ¿Han leído o visto algo interesante últimamente? 

He visto que M tiene una pequeña actividad en donde pueden expresar su sentir acerca de blogs y la comunidad, lo cual nos sería de mucha ayuda a los autores.

Tambien por su parte, Siesta hizo un concurso que incluía una historia antigua de este blog (a través del Kristal), sin ningún éxito, desafortunadamente. 

Igualmente se llevaron a cabo los Premios de la Comunidad por parte de Karina, a pesar de no haber habido tantos votantes como se hubiera esperado.


Bueno, sin agregar tanto, lo anterior lo comento ya que si bien en este blog nunca se ha pedido algo a cambio, más allá de sus visitas y siempre estaré agradecido con todas las personas por tomarse unos minutos de su día para entrar a leer los fetiches que salen de mi mente, me gustaría invitarlos a también tomarse unos minutos para participar en las dinámicas que se realicen en otros blogs y de esta forma apoyar y hacer crecer esta comunidad. Sé que quizás algunas dinámicas son más complejas que otras (leí algunas quejas respecto a la dinámica de Siesta), pero al menos recuerden que con dejar un comentario, duda, opinión, crítica (constructiva) o quizas solamente un saludo, también puedes contruibuir y poner tu granito de arena. 

Y si prefieres estar en el anonimato para que tu "username" no se publique (es perfectamente entendible ya que a nadie le gusta hacer público sus fetiches, desde los más convencionales hasta los más turbios), recuerda que puedes comentar en anonimo, o la vieja confiable de usar una cuenta alterna si asi prefieres.



Sin más, me retiro. Nos leemos en los próximos días con una nueva historia. Ciao!



Hilda les desea una linda tarde.

miércoles, 19 de marzo de 2025

viernes, 7 de marzo de 2025

Una nueva araña, capítulo 10


 Capítulo 10: ¿Héroe o villano?


Lucy encendió la tele por la mañana mientras estaba acostada en cama tras el cansancio por las explosiones de la gasolinera. En las noticias comenzaron un reportaje desde el lugar, en donde los bomberos habían acabado con el fuego y ahora toda la escena lucía completamente chamuscada y aparentemente un par de personas se habían quedado atrapadas y tuvieron que sacarlas en bolsas. El presentador de noticias comenzó a hablar sobre el shock que esto ocasionó en el barrio, enseñando pequeñas entrevistas a los testigos.

- "Todos estábamos asustados, ¡los polis llegaron pero no hicieron nada! Tuvo que llegar spider-ghost a salvarnos como siempre" - Uno de los testimonios decía.
- "Llegó esa persona a salvarnos, aun no estamos seguros de que haya sido Spider-Ghost porque no tenía su traje, pero le agradecemos por salvarnos" - Otro testimonio declaraba entre lágrimas.

Lucy escuchaba la televisión y no pudo evitar sonreír al escuchar cómo la gente le agradecía, o al menos agradecían su alter ego. Agarró la máscara, que se había dañado con el fuego y estaba a medias, y la pegó a su pecho con cariño, pero entonces comenzaron a pasar otros testimonios menos agradables.

- "Ya era hora que se apareciera, ¿qué esperaba? ¿una o dos semanas desaparecida y de repente quiere que le aplaudamos? ¡Que se vaya al carajo!" 
- "¿Quién nos asegura que no fue ella misma quien inició todo? Además quedaron personas que murieron y yo no la vi preocupada por salvarlos, esa araña es más una amenaza que una salvadora, ¡fuera! ¡fuera!" - El último testimonio dijo mientras iniciaba una turba de gente que reclamaban que la superheroína se fuera de la ciudad. Cada vez la ciudad se dividía más respecto a la imagen de Spider-Ghost y ahora Lucy lo estaba resintiendo por primera vez.

Separó la máscara de su pecho y la miró con desdén para luego arrojarla lejos. Comenzaba a sentirse mal por no haber salvado a las personas que dejó, en especial porque recordaba haberlas visto a la distancia cuando la explosión más grande ocurrió, pero en lugar de lanzarse por ellas, prefirió cubrirse. No era una heroína como Gwen, ella solo era una mujer común y corriente, una criminal que ahora poseía un cuerpo poderoso. 

Se recostó y siguió mirando las noticias, los porcentajes de crímenes estaban por los cielos después de que "Spider-Ghost" estuviera ausente durante tanto tiempo. Ahora la noticia más reciente indicaba que un grupo de terroristas habían secuestrado un grupo de personas y policías y exigían 100 millones de dólares para su rescate. No le dio tanta importancia hasta que en una de las fotografías pudo observar que uno de los rehenes era nadie más ni nada menos que el padre de Gwen. Al mismo tiempo, la puerta del cuarto se abrió y la madre de Gwen entró corriendo desconsoladamente para abrazar a Lucy. Lucy apenas y alcanzó a tapar la máscara para que no la vieran y luego de eso se sintió profundamente conmovida por las lágrimas de la mujer. Quizás era el momento de hacer algo al respecto.


Se vistió con ropa deportiva, la chamarra encima, y su máscara a medias. Acompañada de su pulsera, decidida a salvar a los policías que eran rehenes. 

Al llegar al sitio, los criminales no la tomaron en serio porque no creían que se tratara realmente de Spider-ghost, así que uno de ellos se acercó a amenazarla con su arma, la cual Lucy arrebató en un movimiento rápido. Luego la usó para disparar al techo y asustar al criminal, quien alertó a sus compañeros. Lucy respondió lanzando el arma directamente para golpear a uno de ellos en la cara y luego combinando sus movimientos veloces con rayos de su pulsera se encargó de dejar en el suelo a todos, con quemaduras en el cuerpo y moretones. El padre de Gwen vió la escena y  se sorprendió de la violencia que había tenido la mujer, negándose a creer que se trataba de la verdadera Spider-Ghost. Aunque él no conocía su identidad secreta, tenía sospechas de que fuera su hija, pero ahora ante esa violencia y frialdad sus sospechas se esfumaban. Lucy simplemente los liberó y luego se fue del lugar para evitar cualquier contacto con el Sr. Stacy.

Y de esta forma, Lucy continuó columpiándose por la ciudad, mirando y haciéndose cargo de cualquier problema que viera. En una de las calles que pasaba vió a un sujeto asaltando a una mujer. Ella se acercó y con su telaraña atrapó al hombre, arrastrándolo varios metros por el suelo, solo para darse cuenta de que era el mismo hombre que había enfrentado el día que robó la pulsera, su quemadura en la cara lo delataba. Ella sonrió al ver cómo la situación habia dado la vuelta y sin ninguna dificultad le asestó dos golpes en el estómago.

- "Ya no tan valiente, mi estimado" - Lucy decía con una sonrisa soberbia al mirar al hombre sin aliento.

- "Eres... Eres una maldita... Perra" - El hombre intentaba insultarla mientras jadeaba ante la falta de aire.

- "Sí, lo soy. Soy una perra que te acaba de partir el culo, ¿Escuchaste?" - Lucy seguía hablando en un tomo victorioso. De repente su sentido arácnido le alertó que el hombre intentaría sacar un cuchillo atado a su zapato, el cual ella esquivó y con un movimiento ágil lo redirigió hacia él, doblándole la pierna y clavándole el cuchillo cerca del cuello. 

Lucy disfrutaba la escena de forma sádica, pero los gritos de pánico de la mujer que ella acababa de salvar la hicieron darse cuenta de lo que había hecho: Había dejado malherido al criminal. Pronto escuchó sirenas de policía acercándose y ella se alejó lo más rápido que pudo.

Mientras se alejaba, vio que un auto avanzaba sin control a alta velocidad y se dirigía a un grupo de personas. Ella se abalanzó al auto y lo aplastó con la caída, lo cual hizo que se detuviera en seco y luego sin mucho esfuerzo lo levantó y lo lanzó hacia un lado para salvar a la gente, ella se volteó esperando que le agradecieran pero en su lugar vio sus rostros de preocupación al ver el auto destruido aun con la persona dentro. Ella se acercó y logró sacar al hombre justo antes de que el auto se incendiara y explote. Lucy cubrió al sujeto para salvarlo, para entonces sí recibir aplausos, aunque su ropa sufrió las consecuencias del fuego. 

Lucy regresó a casa de Gwen en donde los padres se estaban reencontrando. Se cambió rápidamente de ropa y se acercó para abrazarlo. Entonces ella sintió un cálido amor fraternal, algo que ella no había sentido desde hace muchos años, o quizás nunca. Ante estas sensaciones ella no pudo evitar conmoverse y soltar unas lágrimas, para luego terminar llorando desconsoladamente mientras los señores Stacy la abrazaban y le recordaban que todo estaba bien. Ella no podía hablar, tenía un nudo en la garganta y lo único que pudo hacer fue retirarse a la habitación de Gwen para seguir llorando durante un rato en la cama hasta quedarse dormida.

A la mañana siguiente, Lucy encendió la televisión para ver las noticias del día anterior, esperando haber dejado algún efecto. En las noticias hablaban del "supuesto" regreso de Spider-Ghost, sin embargo se dejaba a tema de debate saber si se trataba de la verdadera o si era alguien más haciéndose pasar por ella.

- "No, claro que no es la misma, ni siquiera tiene su traje, es otro de esos fenómenos con poderes. ¡Dios nos salve de que quiera matarnos a todos!"

- "Temí por mi vida, esa persona aplastó un auto con una persona dentro, ¡frente a todos!"

Uno de los policías que habían sido rehenes junto con el padre de Gwen también estuvo como invitado en el noticiero, dando testimonio de cómo "la mujer misteriosa" llegó y golpeó con fuerza desmedida a los criminales, tachándola de inhumana. 
Todo esto frustró a Lucy y sintió que la gente no estaba siendo agradecida con su trabajo. Pero esto no dejó que la desanimara a dejar de intentar ser alguien mejor.

Se preparó a su manera, se colocó la chaqueta, que cada vez estaba más desgastada al punto de tener el pecho descubierto, su pulsera y esta vez decidió colocarse un audífono especial que Gwen utilizaba bajo la máscara para poder escuchar las transmisiones de la policía. 


Aun era temprano y faltaba poco más de una hora para entrar a clases, así que empezó a columpiarse por las calles. A diferencia del primer día que tuvo el cuerpo de Gwen, cuando la gente la vitoreaba y aplaudía, ahora se volteaba o se ocultaba cuando la veía. Ella siguió hasta que escuchó en su audífono que había una persecución de autos cerca de ahí. Se columpió hasta una calle en donde podía interceptar el vehículo. Ella recordó el auto de la noche anterior y esta vez lo hizo de manera diferente, usando sus telarañas para frenar el vehículo y luego con un golpe certero atravesó el frente para destruir el motor. Los sujetos se bajaron para huir corriendo pero ella los dejó atrapados en redes y luego se fue.

Cuando se dio cuenta, ya había pasado más de una hora, así que fue a la escuela, en donde llegó tarde a su primera clase.

- "De vuelta a la rutina" - Jackie le dijo a Lucy, sonriendo.

- "Cállate, niña" - Lucy le respondió con un rostro enojado.

Jackie volteó su rostro haciendo una mueca por las palabras hirientes que escuchó. Lucy la ignoró al inicio pero después se dio cuenta que la chica estaba conteniendo sus lágrimas.

- "Yo... lo siento, no quise" - Lucy le dijo intentando sujetar la mano de Jackie, pero ésta la rechazó y luego se levantó para ir al baño.

Lucy no se quedó atrás y también fue al baño minutos después para verla ahí. Jackie se había encerrado a llorar en una casilla, por lo que Lucy se quedó por fuera de la puerta.

- "Jackie, perdón, ¿sí? No quise ser tan dura" 

- "Ya basta, Gwen, sé que no me consideras tu amiga, pero no pensé que me odiaras" - Jackie le respondió llorando.

- "No te odio... tú... tú eres una chica amable y desinteresada... me agradas mucho" - Lucy le decía, tratando de recordar las palabras que leyó sobre Jackie en el diario de Gwen. La verdadera le tenía aprecio a Jackie aunque no se lo hacía notar para evitar tener cualquier amistad.

- "No mientas, solo lo haces peor."

- "No es mentira, sí que le... me agradas, solo que no soy buena mostrando sentimientos. Yo... eh... te aprecio mucho y aprecio tu amistad" - Lucy decía titubeando al no estar segura de lo que decía.

Jackie no respondió, solamente se escuchaban sollozando, Lucy intentó abrir la puerta pero tenía seguro y decidió respetar la privacidad, ya que ese no sería ningún problema de abrir con su superfuerza.

- "Jackie... vamos, eres mi amiga. Recuerda que siempre estamos juntas en clases y... además eres la única persona con la que hablo, ¿no recuerdas?" - Lucy seguía intentando convencerla mientras recordaba los pensamientos de Gwen.

Los sollozos pararon y entonces la puerta se abrió. Jackie aun tenía lágrimas en el rostro que Lucy limpió. Las dos mujeres sonrieron y luego se abrazaron. Lucy comenzaba sentir un aprecio auténtico a la chica mientras que Jackie se sentía feliz de saber que "Gwen" sí le tenía aprecio.

De vuelta al salón, vieron a Vlad pasando. Lucy se paralizó por un momento y no sabía si ir hacia él, pero Jackie le dio un ligero codazo para decirle que vaya por él.

- "Sé que te vuelve loca ese muchacho, y de verdad se nota que te quiere, anda amiga, ve" - Le dijo, envalentonándola. 

Lucy corrió hacia Vlad y lo alcanzó. Ella intentaba hablarle pero él la ignoraba en un inicio hasta que finalmente él volteó hacia ella, con seriedad en su rostro. Lucy le pidió perdón por lo del día anterior, le dijo que no sabía lo que había ocurrido y que solo había sido un berrinche sin sentido. Ella temía perder a aquel chico del que se estaba enamorando. Vlad la escuchó pero le dijo que le había dolido su actitud y el golpe que se dio en el suelo, y por eso no sabía qué pensar sobre ella.

- "Vamos, cariño, empecemos de nuevo. Prometo no volver a actuar como una loca" - Lucy le decía sonriendo y deseando que todo saliera bien.

- "Mira, Gwen, te quiero mucho y en verdad siento que no he querido a nadie como tú en mi vida, pero no es tan fácil, me dolió en verdad." - Vlad decía, sobando su brazo.

- "Por favor, yo siento cosas por ti que nunca imaginé. Anda, sabes que debemos estar juntos" - Lucy se acercó para darle un beso, al cual Vlad correspondió dándose un pico.

- "Está bien, Gwen, ¿qué te parece si nos vemos a la salida y vamos por un helado o algo?"

- "Me parece un gran plan" - Lucy respondió ilusionada y sonriendo como una auténtica mujer enamorada.

Al salir de clases, el par se reunió y fueron a un local cercano en donde compartieron un helado y platicaron sobre la vida, reconciliándose y dándose besos como la pareja que ahora eran nuevamente. Sin embargo Vlad se notaba algo inquieto y Lucy lo notó, por lo que le estuvo cuestionando, ya que sospechaba que estaba ocurriendo algo malo.

- "Ya en serio, dime qué es lo que tanto te tiene así" - Lucy le dijo

- "No es nada, Gwen, en serio. Solo que hay mucha tarea y así" 

- "Eres un pésimo mentiroso, ¿sabías?" - Lucy le dijo en un tono serio pero coqueto - "Si no me lo dices me enojaré y te lanzaré más fuerte que la última vez".

- "Aun no entiendo cómo pasó eso, estoy seguro de que tropecé o algo, el piso..."

- "No me cambies la conversación, cariño" - Lucy dijo poniendo una se sus manos en la mejilla de Vlad.

Vlad se puso nervioso y luego agarró el valor.

- "Gwen" - dijo, aclarando su garganta - "Yo... bueno... ayer después de... ya sabes, salí a caminar para aclarar mis pensamientos y me di cuenta de lo especial que eres. Compartimos muchas cosas y en verdad te quiero. Pero ocurrió algo que no sé cómo explicar".

Lucy solamente lo miró con curiosidad, sin decir nada.

- "Por la tarde, mientras reflexionaba, yo caminaba cerca de donde nos dimos nuestro primer beso, se sintió lindo, pero entonces comenzaron a ocurrir explosiones y me acerqué a mirar... y luego todo pasó tan rápido y cuando me di cuenta estaba a punto de morir... y lo único que pude pensar era en ti... y entonces"

- "Entonces, ¿qué?"

- "Spider-Ghost, o bueno quiero pensar que era ella... me salvó y luego estaba sobre mí... y ella... me besó, no fue nada, te lo prometo." - Vlad dijo sonrojado y volteando el rostro por la verguenza.

Lucy sonrió al saber que ese era el problema, el cual no era un problema real. Después de todo eran la misma persona. Ella se aprovechó de esto y comenzó a jugar diciendo que se pondrá celosa de la superheroína y pidiendo que no se vuelva a poner en peligro. Vlad no sabía cómo tomar esto y se sentía confundido, creyendo que al confesar esto se terminaría su relación. En cambio solo veía que no le dieron mucha importancia.

Después de eso, el par se despidió para ir cada quien por su lado. Lucy decidió colocarse su traje improvisado y empezó a columpiarse, estando cerca de Vlad, ella lo siguió hasta otro callejón en donde se apareció de sorpresa frente a él. Vlad solamente dio un salto y tropezó cayendo al suelo. Lucy simplemente reía y se acercó para darle una mano.

- "Vamos, corazón, de pie. ¿Vamos a dar una vuelta?"

Vlad no supo qué decir, en un primer momento ignoró la mano de la mujer y se levantó por cuenta propia. Lucy solamente hizo una mueca y se acercó nuevamente a él, sin respetar su espacio personal. 

- "¿Qué... qué quieres de mí?" - Vlad dijo nervioso.

- "Hmm ¿y ahora qué? ¿Tan rápido te olvidas de mí? Yo no he olvidado que te salvé" - Lucy dijo con una voz seductora. La voz se le hizo familiar a Vlad pero por los nervios no podía conectar a quién le pertenecía.

- "Sí, lo recuerdo y gracias, Spider, pero respecto a lo otro... bueno, yo..." - Respondió mientras se rascaba la cabeza.

- "¿Sí?" - Lucy dijo con una sonrisa traviesa - "¿Acaso soy una mala besadora?"

- "No, no es eso, en realidad no me puedo creer que tú me hayas besado, nadie jamás me creería, pero hay algo que debo decirte, Spider..."

- "¿Qué?"

- "Yo tengo novia, y en verdad la amo así que por más suertudo que me sienta, esto no puede..." - Vlad hablaba negando con la cabeza pero fue interrumpido por Lucy quien le tapó la boca con un dedo, similar a cómo lo hizo la primera vez. Esto generó aun más confusión en Vlad quien no sabía si estaba soñando.

- "Silencio, cariño, menos bla bla" - Lucy le dijo mientras lo sostenía del brazo y lo abrazó para luego dar un salto y comenzar a columpiarse con Vlad en su espalda.

Vlad estaba asustado al no saber lo que estaba pasando, cerró los ojos y gritó pero Lucy le pidió que se tranquilizara ya que no planeaba hacerle nada malo. Luego él abrió los ojos y miró las calles desde lo alto, experimentando en primera persona cómo era columpiarse como la superheroína.

- "Entonces sí eres la real, wow no puedo creer que esté haciendo esto" - Vlad le dijo impactado y sonriendo por la adrenalina.

El par se detuvo en un tejado a unas cuadras de ahí. Vlad, con un poco más de calma, le agradeció a la heroína por la experiencia, aunque no terminaba de verse del todo convencido.

- "Lo que no entiendo es ¿por qué yo?"

- "¿A qué te refieres?" - Lucy le preguntó intrigada.

- "¡Sí! Digo a decir verdad sí me considero alguien atractivo, pero jamás pensé gustarle a una superheroína... ¿por qué yo? Imaginaba que quizás preferirías besar a algún supermodelo o algún otro superhéroe por ahí".

- "Tarado, ¿que no puede una darse un gusto de vez en cuando? Además... - Lucy le dijo con algo de indignación - "¿En serio aun no te das cuenta?"

- "¿Cuenta de qué? ¿Qué sucede, estoy soñando, verdad? Ya lo suponía".

Lucy enrolló sus ojos y tomó del brazo a Vlad para subirlo nuevamente a su espalda.
- "Vamos, hay algo que tenemos qué hacer".

La mujer comenzó a columpiarse por la ciudad hasta llegar a la ventana de Gwen. Vlad estaba un tanto desorientado por lo nuevo que era para él desplazarse a esa velocidad, pero al ver el cuarto de Gwen, y en especial la cama, reconoció en dónde estaban.

- "Espera... ¿qué hacemos aquí?" - Vlad dijo nervioso y con el rostro completamente rojo - "No podemos estar aquí, este es... este es..."

- "¿Qué? No te gusta este lugar, pensaba que sí" - Lucy le dijo con una sonrisa.

- "Espera, espera... ¿acaso tú...?" - Vlad dijo intentando relacionar todo, creyendo haber descubierto lo que ocurría - "Oh ya lo veo... de algún modo conoces a Gwen y ella te pidió que me pongas a prueba o algo así... ¿verdad?" - Vlad decía en un inicio enojado pero a medida que hablaba se daba cuenta de lo absurdo que eso sonaba, sonando menos animado.

- "Wow, vaya que tienes imaginación" - Lucy le dijo, intentando disimular para no reírse.

- "Entonces... no lo sé, pero ella debe llegar en cualquier momento, y cuando la vea le diré que todo esto es un malentendido"

- "¿Eso le dirás? Dime, ¿qué más le dirás?" - Lucy le preguntó cruzando sus brazos.

- "Pues, que yo no le soy ni le sería infiel, ese beso, bueno esos besos... no cuentan, además fuiste tú la que me besó y yo..." - Vlad intentaba explicar pero nuevamente Lucy lo interrumpió, esta vez dándole un beso de pico el cual Vlad correspondió dándole otro beso, lo que inició un beso más largo.

- "Claro, ahora también fui yo, ¿no?"

- "No, no, esto está mal, pero es que no lo sé... hay algo que no termino de entender... ¿qué hacemos aquí?"

- "¿En serio? ¿aun nada? Estos niños de ahora..." - Lucy dijo mientras se alejaba unos pasos de él, dándole la espalda.

- "Ya dime, o es que acaso tú... no, no creo"

- "Anda, sigue... yo..." 

- "¿Gwen?" - Vlad preguntó con una voz insegura.

Lucy sonrió y se volteó hacia Vlad, y se quitó la máscara, revelando su identidad a Vlad, quien se quedó perplejo de la sorpresa.

- "No lo creo... ¿en serio?" - Vlad dijo con los ojos bien abiertos y dando un paso para atrás.

- "Bien, cariño, entonces ¿aun te sientes mal por besarme y desearme?" - Lucy le dijo arrojando la máscara y acercándose a él.

- "Jamás lo imaginé... no puede ser esto... simplemente... wow" - Vlad decía mientras la mujer se acercaba a él hasta abrazarlo y darle otro beso.

- "Sí, cariño, y ¿sabes? Desde que me lancé para salvarte, recordé cuando también estuve sobre ti, en esa cama" - Lucy dijo señalando la cama de Gwen con su mirada. Luego de eso empezó a bajar su pantalón para quedarse en ropa interior y el resto de su sudadera.

- "¿Sí?" - Vlad apenas pudo hablar.

- "Sí... y a una dama no la debes dejar con las ganas, ¿sabes?" - Lucy le dijo entre besos y mordiendo sus labios lentamente.



Después de una larga ronda de besos, el par estaba nuevamente en la cama de Gwen. Sus ropas en el suelo y ambos tan desnudos como la identidad secreta de Spider-Ghost. Lucy disfrutaba cada segundo, cada sensación del tacto entre la piel de ambos. Sentía como la piel que había robado se erizaba, sus vellos se levantaban, sus pezones jóvenes y sensibles se endurecían con el contacto con la lengua de Vlad. Ella solo podía jadear y gemir ante estas sensaciones, se estaba volviendo adicta a tener sexo con esa nueva juventud, ella amaba cada vez más tener el cuerpo de Gwen, y esto la hacía sentir cada vez más viva.

Luego de más de una hora de sexo, ambos estaban sentados en la cama, vistiendose de nuevo, Lucy tenía una sonrisa de oreja a oreja, mientras Vlad aun seguía en shock ante todo lo que había pasado en el día. Al terminar de vestirse, ella lo sujetó y salieron para columpiarse hasta el edificio en donde Vlad vivía.

- "Bueno, cariño, nos vemos mañana" - Gwen le dijo dándole un beso y volteando para irse.

- "Espera... antes que te vayas, hay algo que no entiendo" - Vlad le pidió.

Lucy se detuvo y volteó hacia él - "¿qué pasa?"

- "En verdad eres Spider-Ghost, pero... ¿porqué desapareciste tantos días? y también... ¿qué pasó con tu traje?"

- "Solo digamos que pasaron muchas cosas, algún día quizás te las cuente".

- "¿Acaso fue por los rumores que hay de ti? Ya sabes... que mataste a una buena cantidad de gente."

- "No vuelvas a mencionar eso, ¿sí?" - Lucy le dijo cortántemente. Ella odiaba recordar ese día.

- "Oh, lo siento, es solo que todo el mundo tiene dudas... ¿aun sigues siendo de los buenos, cierto?" - Vlad le preguntó con pena y curiosidad.

- "Sí... eso creo" - Lucy le dijo justo antes de saltar del tejado y alejarse del sitio.


En el camino a su casa, ella vio otro asalto el cual se acercó para detener sin mayor problema, aunque en esta ocasión le costó otro raspón en su chamarra, la cual ya estaba prácticamente destruida.

Al llegar a casa, Lucy se quitó lo que quedaba de su ropa, frustrada porque cada vez era más la ropa que dañaba intentando luchar con el crimen y manteniendo su nuevo alter-ego. Se puso una blusa de tirantes negros y un short rosa que tenía a la mano, para no quedarse desnuda.

"Es momento de hacer algo con mi imagen, no puedo seguir ensuciando y dañando toda mi ropa, vamos Lucy, piensa"

Después de varios bocetos, Lucy tenía lista su idea para diseñar un traje nuevo acorde que combine sus gustos con la identidad de su nuevo alter-ego, en especial influenciado por el outfit que llevaba puesto.