Todo estaba listo para iniciar el concurso. El director miraba con una sonrisa como la nueva "Miss México" obedecía al pie de la letra todas las indicaciones. Todo marchaba viento en popa cuando su celular comenzó a sonar, al mirar el remitente su sonrisa se redujo a solo una mueca.
— Vuelvo en un momento, avísenme de cualquier cosa que ocurra. — El director le dijo a otro de sus asistentes mientras daba la vuelta para salir por la puerta.
Al llegar a su oficina, una mujer mayor le esperaba sentada en el sillón.
— Ya te dije que no te estés asomando aquí, bastantes problemas ya tenemos — El director dijo con frustración.
— Tranquilo hijo, solo es una visita amistosa, aparte ya sabes que cada año espero esta época con ansias — La anciana le dijo con una sonrisa traviesa.
— Abuela, por favor — el director dijo mientras se quitaba los lentes y se apretaba sus ojos mientras tomaba una pausa — Es muy peligroso, los primeros años no tuvimos problemas pero cada vez has sido muy evidente, no puedes estar sustituyendo a esas chicas sin saber nada de ellas.
— Ay hijo, solo exageras, además esas niñas tienen la cabeza hueca, es fácil hacerles creer que realmente fueron ellas y solo no recuerdan el concurso por el shock y nervios. — La mujer respondió con un tono de indignación.
— No, abuela, no es tan fácil, aunque ya cambiamos la fórmula, está siendo difícil, además, el cambio de este año ya lo hicimos con una Miss que se puso rebelde. No podemos arriesgar otro cambio. Solo nos queda uno de reserva.
— ¿Osea que le negarás a tu querida abuela su sueño que solo puede cumplir una vez cada año? — La anciana respondió junto con una mirada de decepción.
— Abuela, entiéndame, el año pasado nos metimos en problemas graves cuando nos descubrieron con la Tailandesa, incluso tuvimos que organizar el concurso de este año aquí como una disculpa. Aun no están muy contentos de que su Miss de la que estaban tan orgullosos fuese una mujer mayor que ni sabía cómo pronunciar su propio nombre.
— Eso se arregla, cariño, solo búscame a una que sepa hablar español y no una belleza tan exótica, eso fue culpa tuya en parte, yo solo improvisaba y mira que llegué al cuadro final — La mujer dijo orgullosa.
— De acuerdo, si solo así me dejarás en paz, tengo una solución — El director respondió resignado.
Un par de horas más tarde, dos empleados del certamen salían cargando una caja del camerino de la joven y hermosa Aldana, mejor conocida como Miss Argentina. A su salida, la joven apareció en la entrada, despidiéndose de los hombres.
— Hasta luego, chicos, gracias por encargarse de la basura, ¡besitos! — La joven decía con una sonrisa cínica mientras cerraba la puerta y se dirigía al espejo, en donde sacó su celular y grabó un corto video.
Este cuerpo es muy hermoso, y ahora que el lenguaje no será un problema me podré acostumbrar muy bien.
— ¿Cariño? Ya está todo listo, ¿mañana comienza el concurso, verdad? — La mujer mandó una nota de voz a su nieto.
— Sí, mañana inicia. Y por favor no me digas cariño ni nada, a partir de hoy no nos conocemos. Acuérdate. — El director le respondió con una mensaje a secas.
Después de eso, todo transcurrió con relativa normalidad. La anciana mantuvo un perfil bajo para no levantar sospechas, siendo eliminada en las primeras rondas pero disfrutando cada momento con una sonrisa de oreja a oreja. La mujer nunca tuvo la delicadeza física para concursar en concursos de belleza durante su vida, sin embargo la influencia y poder de su nieto le permitió una nueva oportunidad, viviendo cada año su sueño de participar en el certamen de belleza más importante del mundo.