jueves, 18 de marzo de 2021

El vecindario, parte 4

 Habían pasado ya 2 semanas desde que sucedió el cambio entre Hilda y Claire. Ambas mujeres se habían estado adaptado a sus respectivas nuevas vidas. Sin embargo a diferencia de Claire, quien había hecho todo lo posible por mantener la vida de Hilda tal como era originalmente, Hilda había realizado cambios en la rutina y apariencia de Claire. Los vecinos notaron como poco a poco la tierna y dulce Claire se habia vuelto más seria, más indiferente ante todos y además ahora vestía con ropa más ajustada y reveladora. Hilda estaba explotando al máximo el potencial del cuerpo de Claire, consiguiendo favores a todos sus vecinos hombres y disfrutando las miradas de envidia de sus vecinas, incluso de Erika y Griselda, sus anteriores mejores amigas.


Así mismo, Hilda había explorado los recuerdos de Claire al seguir tocando su nuevo cuerpo. Ella ya sabía datos importantes sobre la vida de su vecina. Desde momentos de su infancia hasta sus recuerdos en la universidad. Esto le había ayudado a adaptarse mejor al que ahora consideraba ella como su propio cuerpo.

Entre sus recuerdos ella había aprendido un poco sobre la misteriosa joya. Le pertenecía a la madre de Claire y es considerada como una reliquia antigua la cual había sido conseguida hace muchos años. La joya era prácticamente invaluable y al investigar en internet, leyó que antes pertenecía a una colección de un museo hasta que fue adquirida por la familia de Claire. La joya se decía que era mística ya que se creia que posee poderes y puede realizar milagros.

"Sí, vaya milagrito que me hizo. Un cuerpazo y juventud." Se dijo a sí misma Hilda, mientras leía y veía su cuerpo semidesnudo. "Definitivamente debo aprender todo sobre esa piedra, pero primero debo encontrarla".


Sin embargo hay otra cosa que Hilda aun no lograba conseguir, y era a Ricardo, el novio de su vecina Valeria, del que ella estaba enamorada. Vale e Hilda se habían vuelto buenas amigas con los días, ellas a veces comían juntas y ya habían salido un par de veces de compras. Pero Hilda había comenzado a idear un plan para lograr su objetivo, aprovechando que el cumpleaños de Valeria se acercaba.

Hilda se encargó primero de George, consiguiendo un viaje sorpresa para él de dos días. De esta manera tendría su casa sola para lo que quisiera. También había conseguido el número de Ricardo debido a la amistad que habían desarrollado, por lo que ese día decidió enviarle un mensaje para citarlo a solas en su casa, con el pretexto de que quería prepararle una sorpresa a Vale y necesitaba su ayuda. Ricardo aceptó y un par de horas más tarde llegó a la cita. 

Hilda lo recibió amablemente con un abrazo, y luego se quedaron en la sala platicando. Ricardo estaba intrigado en cuál sería la sorpresa para  Valeria y quería ayudar a sorpenderla.

"Bueno, entonces ¿cuál es el plan?" Preguntó Ricardo.

"Ah, ahora te digo, es que estoy muy emocionada y no quiero que se arruine" decía Hilda sonriendo. Ella se puso de pie y comenzó a caminar alrededor de Ricardo mientras le contaba su idea: "pues verás, ella es una gran persona y desde que me mudé ha sido muy generosa y amable. Sin duda se merece todo lo que tiene, en especial un hombre tan cariñoso y guapo..." mientras Hilda decía esto, ella se puso a espaldas de Ricardo. 

"Eh, sí, sí, ella es una gran mujer". Respondió Ricardo un poco nervioso.

"Así es, y tú un gran hombre". Hilda le decía mientras ponía una mano en su hombro.

Ricardo se ponía nervioso. "Ah... Claire, ¿qué haces?" Le preguntó con la cara sonrojada.

"Oh, ¿yo? Nada, nada, es solo que te veo un poco tenso y pensé que podrías relajarte." Hilda comenzó a dar un masaje en sus hombros.

"Gracias Claire, eres muy linda pero no creo que esté bien". Ricardo quitó las manos de Claire de sus hombros. 

Hilda dio unos pasos atrás. "Claro, claro, disculpa. Disculpa debo ir al baño".

Ricardo se puso de pie mientras esperaba a Hilda. Él se había puesto algo tenso y quería irse ya que sospechaba de las intenciones de la mujer.  "Disculpa Claire, pero debo irme, con permiso..."

Ricardo estaba a mitad de su frase cuando del pasillo se asomó Hilda vistiendo un conjunto de lencería rosa.


"Eh.. ¿Claire?". Ricardo preguntó titubeando.

"¿Ya te vas tan pronto?" Hilda contestó en un tono de voz seductor. Al mismo tiempo caminaba de manera lenta hacia Ricardo.

"¿Qué estás haciendo?" Ricardo estaba nervioso y no podía reaccionar del shock.

Hilda llegó hasta Ricardo, le puso un dedo en los labios para callarlo y luego le dio la espalda, restregando el trasero de Claire con el pene de Ricardo.

Ricardo no podía hablar, solamente dejó ir un ligero suspiro, mientras Hilda podía sentir cómo la entrepierna de Ricardo se ponía dura poco a poco. Ella sonreía de la satisfacción mientras Ricardo comenzaba a caer lentamente en su juego.

"¿Qué pasa? Pensé que ya te ibas a ir". Hilda le dijo a Ricardo, acercándose a su cara.

"Yo... eh.. esto está mal Claire". Ricardo intentaba no ceder ante el deseo.

"Te he visto, niño, he visto la manera en que me miras, sé que me deseas". Hilda dijo con una voz baja y seductora.

Hilda no aguantó más y besó a Ricardo. Él correspondió y ambos se empezaron a besar apasionadamente. Ricardo apretaba las nalgas redondas y suaves de Hilda mientras ella se encargaba de quitarle la camisa. 

Ambos continuaron besándose por un par de minutos. Hilda se había quitado la parte superior de su lencería, pero de pronto Ricardo se detuvo y con su brazo la alejó de él. 

"No, no, detente, esto esta mal". Dijo Ricardo, jadeando casi sin aliento.

"¿Qué sucede? Pensé que te gustaba". Hilda decía en un tono decepcionada.

"Sí, eres muy hermosa... pero estoy con Vale, y ella es tu amiga. Esto está mal. No puedo seguir, y ambos deberiamos hacer algo." Ricardo respondió mientras se ponía de vuelta su camisa.

Hilda se sentó en el sofa con la mirada baja, no entendía cómo no había logrado que Ricardo esté con ella aun teniendo el cuerpo de Claire.

Ricardo se terminó de vestir y se acomodó el cabello. - "Con permiso, Claire" - decía mientras abría la puerta y se iba.


Tras esto, Hilda se quedó en el sillón llorando desconsolada. Ella se sentía humillada al pensar que no pudo humillar a Vale. De la frustración comenzó a golpear el sillón y luego lanzó el cojín, casi tirando un florero. En su enojo,  ella tomó el florero y lo aventó a la pared. En medio de su ira, rompió varios jarrones y tiró algunas sillas, entonces vio la caja en donde había encontrado la joya, ella la sujetó y la tiró con toda su fuerza, al impactar el suelo, la caja se abrió y misteriosamente la joya salió de ahí. 

Los ojos de Hilda se abrieron como nunca al ver la joya de nuevo, no podía creer lo que veía. 

"No puede ser, encontré la maldita piedra" se dijo a sí misma. Ella la sujetó de inmediato y subió a su habitación, ahora era momento de conocer todo acerca de ella.

"Ahora aprenderán todos que no deben meterse conmigo".


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Por otro lado, Claire se encontraba barriendo y arreglando la casa de Hilda. La joven se había adaptado a la vida de la señora, manteniendo una rutina diaria bastante normal como ama de casa. 



Claire no había experimentado con el cuerpo de Hilda, por lo que no tenía ningún recuerdo ni noción de la vida del cuerpo que habitaba. Ella se había limitado a mantener las apariencias, pero al mismo tiempo había creado cierta conexión con Jousé, ya que ambos tenían personalidades similares. A Josué le había sorprendido el cambio de actitud de su esposa en las últimas semanas, ya que se habia vuelto más amable y hacía caso a lo que el pedía. Sin embargo como hombre él quería tener intimidad con ella, lo  cual le había sido negado. Claire aun no se sentía preparada y además sentía como una invasión a la privacidad de su vecina.

Una noche, ambos estaban en la cama. Claire intentaba dormir, pero sintió la mano de Josué agarrando una de sus nalgas. Ella reaccionó por instinto quitandola y casi soltando una bofetada. 

-"¿Qué te pasa, mujer?" Josué dijo alterado. -"¿De cuando a acá no te gustan los agarrones de nalga?".

Claire se asustó, ella no sabía qué hacer ahora así que intentó disimular. -"No, no es eso. Es solo que, no sé. Discúlpame Josué".

-"¿Josué? Ahora me llamas por mi nombre. ¿Qué pasa mujer? ¿Por qué estás tan rara últimamente? 

-"Nada, no es nada, de verdad." Claire se mordía las uñas de los nervios y hablaba con una voz temblando.

-"¿Hay alguien más? Dímelo de una vez." Josué dijo con un tono enojado pero triste. 

-"No es alguien más, soy alguien más". Pensaba Claire, sin saber cómo librarse de la situacion. Ella no podia decir nada ya que pensarian que estaba loca. Tomó un poco de aire y solamente se limitó a decir "No hay nadie más, creeme. Nunca haría eso, y si confías en mí, deja que te cuente cuando me sienta lista, por favor."

-"Nunca habias hablado así, Hilda". Josué respondió en un tono más calmado. -"Supongo que sea lo que sea, podemos lograrlo juntos. Pero dime qué sucede".

Claire comenzó a llorar y abrazó a Josué. Él simplemente la consolaba hasta que ella se quedó dormida. Josué se sentía muy confundido, no sabía que pasaba con su esposa, o al menos quien creia que era su esposa. 

A la mañana siguiente Claire despertó y Josué ya se había ido. Ella se levantó y se puso un pantalón y blusa. Salió de su casa y se dirigió a su casa original.

"Ya no puedo más con esto, necesito hablar con Hilda. Debemos contarle a los demás lo que sucedió."

Al llegar a su casa, se llevó una gran sorpresa al ver su anterior cuerpo vistiendo solamente un pantalón ajustado y un brasier rosado. Pero más grande su sorpresa al ver que estaba usando un collar que tenía la joya que pertenecía a su madre.

-"Ah, Hilda, qué bueno que llegas, te estaba esperando". Escuchó decir a su anterior cuerpo mientras sonreía de forma macabra. 

-"¿Hilda? ¿De qué hablas? Soy Claire." Claire dijo asustada y confundida.

-"Jajaja ya veremos eso". Dijo Hilda en el cuerpo de Claire mientras la jalaba del brazo para meterla a la casa y cerraba la puerta.






jueves, 11 de marzo de 2021

El vecindario, parte 3

 Comenzaba a anochecer, Hilda se estaba despidiendo de sus vecinos Vale y Ricardo. Antes de irse, Hilda le guiñó el ojo a Ricardo cuando Valeria se habia distraído, por lo que él se sonrojó ligeramente.


Hilda se dirigió a su anterior casa para ver cómo se encontraba Claire. Ella había disfrutado tanto de su día en el cuerpo de su joven vecina que ahora quería que el cambio permanezca por mucho tiempo.

Al llegar, Claire la recibió con un abrazo.

- "¡Hilda! Qué bueno verte" - la joven en el cuerpo de la señora le dijo, con emoción. 

-"Tranquila niña, ¿qué te pasa?" Contestó Hilda con un poco de sorpresa.

-"Fue un día terrible, me siento cansada, con dolor en los pies y además no estoy segura de haber hecho bien tus compras".

-"No es tan difícil, pero sí que una termina adolorida luego de tanto andar" Hilda le respondió - "Claro que en este cuerpo eso no sería ningún problema, me siento increíble a pesar de haber corrido por una hora" - se dijo a sí misma en su mente.

-"Bueno, qué bien que ya estás aquí. Don Josué ya debe estar por llegar, ¿te quedarás verdad?" Claire le preguntó ansiosa.

-"Oh no, para nada. Solo pasaba a ver cómo estabas, pero no pienso quedarme aquí".

-"Por favor, quédate. Nunca he hablado con él a solas, siento que será incómodo porque pensará que soy tú". Claire estaba nerviosa.

-"Ay, exageras, solo habla con él como hablarías con algún novio, él llega cansado y solo quiere comer y dormir".

-"De acuerdo... oye pero..." Preguntó de manera inquieta.

-"¿Qué pasa?" Hilda preguntó intrigada.

"¿Y si luego Don Josué quiere... ya sabes?" Claire pregunto sonrojada y casi tapandose la cara.

-"Ahh jajaja pues no creo niña, ya te dije que él llega cansado. Y si llega a tener ganas solo dile que no y ya. Y si insiste pues, ya debes saber, ¿no? Como si estuvieras con alguno de tus noviecitos pero más viejo." Hilda contestó de manera un poco burlona.

-"Es que... la verdad... nunca he tenido relaciones, no sé qué hacer". Claire dijo mirando al suelo.

-"¿Qué? ¿Es en serio? No te creo ni una palabra, es imposible que viéndote así nunca hayas estado con algun hombre. No seas mentirosa."

-"Es la verdad, me da algo de miedo mucha pena... de hecho hace un momento me di un baño y toqué partes de tu cuerpo, perdón Hilda, siento que invado".

-" Si tan solo supiera que yo ya exploré y toqué cada parte de este cuerpo, qué boba niña" Hilda se dijo a sí misma. "Tranquila no pasa nada, después de todo ahora es tu cuerpo, ¿no? Está bien que quieras conocerte un poco." Le contestó a Claire.

-"¿No te molesta? Bueno supongo que tienes razón, tenemos que acostumbrarnos hasta que esto se revierta. Y bueno, entonces crees que puedas aconsejarme sobre..."

-"¿Sexo? Claro, pero antes déjame ir al baño".

Hilda aprovechó su ida al baño para distraer a Claire y así poder buscar la joya que había dejado en una bolsa. La bolsa estaba en el mismo lugar donde la había dejado, por lo que Claire no la había agarrado. Sin embargo al abrirla y buscar dentro, la joya no estaba. Hilda se asustó pensando que quizas Claire la había visto, pero el bolso estaba tal como lo había dejado.

Trató de contener sus nervios y salió para platicar con Claire. Ambas se pusieron a platicar sobre Josué y sobre sexo. Hilda también aprovechó para averiguar sobre la joya de manera discreta, pero Claire le dijo que no había visto tan siquiera el bolso. Hilda no sabía qué hacer o en donde buscar, quizás Josué la había agarrado o quizás la joya regresó mágicamente a su lugar. En  cualquiera de los casos solo habia una manera de saberlo, quedarse a la cena y hablar con su esposo.

-"Muy bien, oye ahora que lo pienso creo que sí podría quedarme a la cena, quiero asegurarme de... que no pase nada malo, solo que necesito darme un baño y cambiarme".

-"Si, si, claro. Te espero, no tardes."

Hilda regresó rápidamente a su casa, revisó la caja en donde tomó la joya pero no había nada. Solamente quedaba su esposo. Por lo que subió a su habitación, y eligió en su closet la ropa que usaría. Se metió al baño, se quitó la ropa deportiva y comenzó a ducharse. Cada gota que caía en su joven y delicado cuerpo se sentía totalmente distinto a su anterior cuerpo. Hilda se dejaba llevar por la sensación y comenzó a jabonar y pasar sus manos por cada poro de su piel. Al pasar sus dedos por su vagina, ella cerró sus ojos y tuvo una pequeña visión en donde podía ver a una Claire de 15 años en la escuela. De inmediato quitó sus dedos y abrió los ojos. 

"Wow, es como sucedió en la mañana, cuando empiezo a excitarme mucho empiezo a tener ligeros recuerdos de esta niña... ¿será que acaso con un orgasmo pueda explorar más aun? Quizás si puedo recordar toda su vida pueda de algún modo adueñarme de su vida para siempre jajaja".

Hilda intentó de nuevo, pero recordó que debía ir a su anterior casa para cuestionar a Josue, por lo que salió de la ducha y se puso un vestido que le gustó mucho.


Llego a su casa en donde nuevamente la recibió Claire.

"Wow, qué bien te ves Hilda" Claire le dijo admirando su vestido.

Un auto llegó a la casa, era el auto de Josue.

-"Ya llego, ya llegó, muchas gracias por quedarte a la cena Hilda."

-"No es nada, y por favor dime Claire ahora, recuerda."

-"Hola amor" dijo Josué al entrar, dándole un beso en la boca a la que creía que era su esposa.

Claire en el cuerpo de Hilda se sonrojo y quedó paralizada. - "Ah, hola cariño, ¿qué tal tu día?" Le preguntó con una voz nerviosa. 

"Ya sabes, cansado, terrible, muero de hambre... ah, tenemos una invitada" dijo Josué al ver a Claire en la sala. -"Mucho gusto Claire, qué bonito vestido".

-"Viejo rabo verde" se dijo Hilda a sí misma. - "Hola don Josué" dijo, imitando el tono de voz de Claire.

-"Oh, solo dime Josué, me haces sentir viejo" dijo, entre risas.

-"Viejo ya estás" - pensó Hilda.

Los tres se sentaron en la mesa, esa noche estuvieron platicando sobre la obra en donde trabaja Josué, un edificio de oficinas de más de 20 pisos, el más alto de la ciudad. Hilda de manera discreta le preguntaba sobre su rutina de la mañana,  pero Josuéle dijo lo que ella ya sabía, solo se levanta a lavarse la cara, se viste y se va. No mencionó nada sobre el bolso o alguna joya. Hilda fue al baño y revisó entre la ropa que Josué se habia quitado del trabajo, pero tampoco encontró nada. Era como si esa joya hubiese desaparecido de la nada.

Luego de la cena, Hilda regresó a casa de Claire. Ella esperaba que esta noche por fin pudiera obtener recuerdos de Claire a su manera.

"Espero que Josué tenga ganas, quizas esa niña pueda recordar  cosas de mi  vida, quizás se confunda y pueda hacerle creer que ella siempre ha sido "Hilda, la vecina gorda y vieja", sería perfecto".

Esa noche, Hilda se encerró en el cuarto de Claire. A pesar de pasar sus manos por su cuerpo, no lograba nada. No se sentía igual de emocionada por lo que decidió dejarlo, luego  tomó su celular, desbloqueandolo con su ahora huella. Le habló a Valeria para que mañana hicieran ejercicio juntas. Vale aceptó y ambas acordaron verse mañana temprano. Su intención era acercarse más a ella para tener más contacto con Ricardo.

Al día siguiente, Hilda llegó a casa de Vale, ambas vestían conjuntos deportivos similares.


"Maldita, se ve demasiado bien, pero creo que yo me veo mejor" se dijo Hilda a sí misma, luego de tomarse una foto juntas.

-"Amiga, estoy emocionada de que por fin tenga a alguien con quien hacer ejercicio". Una emocionada Valeria le dijo.

-"Ay claro, sabes que aquí me tienes, amiga. ¿A poco ninguna vecina hace ejercicio contigo?"

-"No Claire"- Vale le contestó con decepción en su voz - "realmente son todas señoras y están todo el día metidas en su casa. No le digas a nadie, pero supongo que por eso estan gorditas todas". Vale dijo mientras reía. 

-"¿Qué dijiste maldi... eh, digo, ay seguro jaja". Hilda contestó, casi descubriéndose. 

-"¿Todo bien amiga?" Vale preguntó. 

-"si, si, tranqui amiga. Mejor empecemos."

Ambas mujeres estuvieron unas dos horas haciendo ejercicio juntas, luego salieron a correr por todo el vecindario. Hilda sentía la mirada de sus vecinas al verlas pasar, era la misma mirada de celos que ella tenía cuando veía a Valeria antes. Pero ahora era diferente, ella estaba del otro lado de la mirada, y se sentía orgullosa de provocar eso. Incluso se sentía mejor que Valeria.

Mientras corría, pasaron por la casa de Erika, una de las amigas de Hilda. Erika estaba tendiendo su ropa cuando ellas pasaron. Hilda le saludó con la mano pero Erika solamente volteó su cara en disgusto.

-"Ay, es Erika, esa señora es bien rara y mal encarada, no le tomes en serio". Valeria le dijo a Hilda.

-"¿En serio?". Hilda contestó fingiendo no conocer a Erika. "Yo solo la quería saludar".

-"Si, no lo tomes personal, es así con todos. Y ni hablar de  cuando se junta con Hilda y Griselda, son unas arpías ".

-"No me digas". Hilda dijo mientras seguía fingiendo no saber nada. Luego se dijo a sí misma "Maldita perra, así que unas arpías, ¿eh? Ya quiero ver tu cara cuando Ricardo esté conmigo... si tan solo pudiera encontrar esa joya, me pregunto si podré hacer algo contigo".

-"¿Qué tanto murmullas, Claire?".

-"No, nada, solo recordaba unos pendientes que debo hacer más tarde".  Hilda respondió. 




lunes, 1 de marzo de 2021

El vecindario, parte 2

 No entiendo qué es lo que sucedió, tuve una noche terrible de pesadillas con esa niña Claire. Solo la veia a ella por todas partes. Seguramente eran los nervios de que descubriera que tomé la joya de su casa, pero nunca me había pasado algo así.

Y todo esto empeoró esta mañana cuando desperté y estaba en su habitación. No solo eso, estaba en su cuerpo, no podía dejar de mirar mi reflejo en el espejo de su baño. Tenía sus ojos azules, cabello rubio, facciones detalladas, su juventud y ahora, toda su belleza.

No sabía qué hacer, tomé el celular de la niña, para desbloquearlo se requiere su huella, pero ahora su huella es mía así que no tuve problema. Me metí para llamar a Josué, pero no me contestaba, seguramente estaba en la obra y él no mira su teléfono hasta su hora de salida. Me pregunto si esa niña estará en mi lugar ahora, Josué siempre se va en la madrugada sin despertarme, quizás siga dormida.

Planeaba ir rápidamente a mi casa para verla, pero no pude resistirme a mirar sus conversaciones, quería saber más de ella y ahora podía hacerlo sin problema. Tenía conversaciones con algunas vecinas pero tan solo eran saludos, invitaciones a comer y cosas sin relevancia. Esta niña no tenía nada oscuro o sucio qué ocultar al parecer. Entonces encontré sus conversaciones con Valeria, ellas dos tenían un historial bastante grande en su conversación. Hablaban todo el día todos los días, ahh qué asco pensar en ser amiga de esa jovencita, sobretodo cuando descubrí que no le agradaba mucho y me saludaba por compromiso, ¿quién se cree? Por el contrario, yo, digo, Claire le decía que yo era una buena persona agradable. Jajaja si tan solo supiera lo que Hilda, digo, yo pienso de ambas.

Ya iba a salir hacia mi casa real, pero antes no pude dejar pasar tomarme una foto aprovechando el momento, la verdad es que me sentía y me veía espectacular en este momento.




Toqué el timbre pero no había respuesta, seguí golpeando la puerta pero aun nada. Qué raro, parecía que no había nadie en casa... o al menos que no querían abrir. Por suerte conozco mi  casa y sé cómo abrir la puerta sin llaves. Al entrar vi a Hilda, digo, a mí misma sentada en un rincón llorando.

"Hola" le saludé. 
Mi cuerpo solamente levantó la mirada y al verme abrió los ojos asustada.
"¿Qué... qué está pasando?" Me preguntó con una voz temblorosa.
"Lo mismo quiero saber... eres tú, ¿niña?"
"¿Hilda? ¿Eres tú?" Ella me respondió mientras se levantaba.
"Sí, al parecer estamos en el cuerpo de la otra pero no sé por qué".
"Tuve muchas pesadillas y después dormí bien, pero hoy al despertar me sentía diferente, más pesada, con dolores y menos ligera, y al levantarme me di cuenta que me veía exactamente igual a ti, Hilda". La niña tonta me dijo. 
"Pues no estoy tan gorda, fíjate" maldita niña, como no estoy como ella se burla de mí. 
"No, no, disculpa no lo dije con esa intención,  es solo que no entiendo porque estamos intercambiadas".

Yo sospechaba que quizás la joya que robé tendría algo que ver pero no pensaba admitir que lo robé, quizás me demanden o algo, así que fingi no saber nada y ambas estuvimos un par de minutos hablando al respecto de nuestro  cambio. Si le deciamos a los demás pensarían que estamos locas y no pienso ir a un loquero ni nada, así que le propuse que continuemos con nuestras vidas fingiendo ser la otra, hasta que encontremos una solución... además tener un tiempo en este cuerpo me podría venir bien.

"Entonces, ¿qué dices, niña?" Le pregunté. 
"Sí, yo creo que sería lo mejor, solo espero que se solucione pronto."
"Muy bien, entonces debo regresar a tu casa, bueno, mi casa" le dije.
"Está bien... pero espere, deberiamos saber más de la otra, para saber qué hacer."

Ambas nos platicamos sobre nuestras rutinas del día. A la pobrecita le pareció muy cansado tener que salir a hacer compras, pero ella tiene que hacer ejercicio, qué flojera la verdad. Pero supongo que es el precio para tener esta figura increíble. 

"Ah y por cierto, no te atrevas a tocar a mi marido" le dije antes de salir por la puerta.

De vuelta a mi ahora casa, me topé con su padre.

"Hola Geor... papá". Eso fue tan raro, hace tanto que no llamaba a alguien por ese nombre, mi papá murió cuando yo apenas tenia 10 años.

"¿Papá? Uy qué seca, hija. ¿Fue por la broma que hice anoche del hijo de los vecinos? Ya me disculpe jaja." Me contestó mientras sonreía. Este señor es tan amable, y Claire también lo es, pero no puedo dejar que sepa que no soy su linda hija sino la vecina de el frente de casi la misma edad.

"Ay, era broma, quería ver qué hacias, papi" le respondí entre risas, para no levantar sospechas.

Rápidamente subí a mi habitación, Claire no tenía ningún pendiente hasta la tarde que saliera a correr, así que aproveché para conocer un poco más esta vida y cuerpo. Comencé por explorar su guardarropa, toda su ropa era talla pequeña o extra small, sobretodo la ropa deportiva. Me dejé llevar y comencé a probarme sus distintos conjuntos. Era hipnótico verme al espejo, sentir cómo ahora en lugar de mis arrugas había una piel suave y cuidada, en lugar de mi celulitis había un trasero redondo y cómo en lugar de mi panza ahora había un abdomen marcado. Maldición, sin duda me estaba enamorando de este nuevo cuerpo, era lo que siempre había soñado, me veía mejor que nunca y mejor que nadie, incluso mejor que Valeria.




¡Es verdad! Ahora me veo mejor que esa perra de Valeria, puedo encargarme de hacerle la vida imposible y de hacerle saber que ahora yo soy la más buena del vecindario. Y lo mejor es que cree que sigo siendo su tierna amiga, nunca lo verá venir.

El solamente pensar en todo lo que podía lograr ahora con este cuerpo hizo que comenzara a sentir un consquilleo por todo el cuerpo. Era una emoción que hace mucho no sentía pero la conocía, sentí cómo mis nuevos y tiernos pezones se endurecian, y sentía como mi entrepierna empezaba a sentirse un poco húmeda. Me comencé a dejar llevar y me quité la ropa lentamente. Mientras me veía al espejo comencé a tocarme la boca, podía ver cómo este cuerpo respondía a cada impulso, era mil veces más sensible que mi cuerpo de señora, y no pasó mucho para que me encontrara en la cama desnuda tocando y sintiendo cada milimetro de mi piel. Algo extraño sucedió, y es que mientras más me tocaba y me acercaba a un orgasmo, comenzaba a tener algunas visiones, pequeños destellos o fragmentos de la vida de Claire. Era como si pudiera revivir algunos de sus recuerdos, pero era muy borroso y confuso. Justo cuando estaba por llegar al orgasmo, su teléfono, o más bien mi teléfono nuevo comenzó a sonar, interrumpiendome. Al agarrarlo vi que tenía una llamada perdida de... Hilda, más bien Claire en mi cuerpo, por lo que decidí llamarle de vuelta.

"¿Hilda? Ah qué bueno que contestas, es que necesito ayuda, no encuentro nada de lo que necesitas en tus compras". Me dijo la niña con mi voz aburrida. La tonta no sabe ni hacer compras en el mercado así que tuvimos una larga llamada en donde le indiqué todo lo que tenía que hacer. No podía esperar para colgar y volver en lo que estaba, así que fui lo más clara posible con las instrucciones. 

Luego de un rato colgamos, pero ya había perdido un poco la inspiración, asi que me decidí a explorar otra parte de ella y comencé a husmear en su teléfono buscando algún novio o algo interesante. Para mi mala suerte no había nada, creo que esta niña nunca ha tenido un novio ni nada, vaya desperdicio. En su galería de fotos solamente tenía fotos con George, algunas selfies y fotos con otras niñas de su edad, amigas suyas deben ser.

Llegó la tarde y me puse un conjunto deportivo, admito que me veia demasiado bien, lo cual me llenó de confianza y salí por las calles a caminar. Luego de un par de cuadras, sentí la necesidad de acelerar el paso y comencé a trotar, este cuerpo está lleno de energía y me estaba pidiendo usarla así que empecé a correr como nunca había hecho en mi vida. Le di un par de vueltas a la cuadra y aun no me sentía cansada, era increíble. Al pasar por la casa de Valeria, noté que ella estaba en la puerta sentada, al verme me saludó por lo que corrí a devolverle el saludo:

"Holaa amiga" me dijo efusivamente. 
"Hola, ¿cómo estás?" Le dije, fingiendo una sonrisa.
"Bien, muy bien, estoy esperando a Ricardo... aprovechando que estás aquí podría presentarlos" me dijo emocionada.
"¿Ricardo?" Fingi que no sabía de quien hablaba.
"Mi novio, mensa, siempre te hablo de él". Ella comenzó a reir.
Le seguí la risa y contesté "ah, claro, disculpa es que soy muy distraida".
Esta era mi oportunidad de estar cerca de ese hombre, como Hilda solamente me habia limitado a saludarlo de lejos y seguramente ni sabe de mi existencia, pero ahora como Claire podría quizás hacer algo más que eso.
"Ya debe estar por llegar" me dijo ansiosa.

Unos 5 minutos después un auto se detuvo en la puerta, era su auto. Mi corazón latía fuerte, incluso más fuerte que hace cuando estaba corriendo hace un rato. Lo vi bajarse y venir hacía nosotras.

"Hola amor". Fue lo primero que él dijo, y luego la besó y abrazó. 
"Hola guapo, te extrañé mucho". Le decía ella con su tono de voz tan molesto. Después se volteó hacía mí y nos presentó:

"Cariño, te presento a Claire, es nueva en el vecindario".
"Oh, mucho gusto Claire, Vale me ha hablado de ti". Me dijo con una sonrisa.
Me sonroje al instante y solo pude decirle "¿en serio? Espero que cosas buenas".
Ambos rieron, Ricardo me dijo que Valeria le ha hablado maravillas de su nueva amiga, por lo que tenía ganas de que nos conocieramos. En todo momento no pude dejar de mirarlo, en un par de veces hicimos contacto visual y pude notar cómo yo le era atractiva, en especial porque tenía un conjunto que resaltaba mi figura. Sabía que era cuestión de tiempo para que ese hombre fuera mío. 

Me invitaron a cenar pero tuvé que rechazarlos, debía ir a mi antigua casa para ver que Claire no haya arruinado algo. Y quizás podría recuperar la joya que robé para que este cambio dure un poco más, al menos hasta conseguir lo que quiero.


Una sonrisa malvada se formaba en el tierno rostro de Claire. Ahora Hilda tenía planes con este cuerpo y la pobre Claire no sabía lo que estaba por ocurrir.

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