"Vamos maldito, ¡trágate todo y déjanos en paz de una buena vez!"
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Durante años, Héctor había hecho bullying a Martín debido a su físico, mientras que Héctor era un hombre alto, fuerte, con músculos y además una persona atractiva físicamente a pesar de ser una persona grosera y un auténtico patán, Martín era un chico flacucho, de baja estatura y con un rostro lleno de acné.
Héctor siempre disfrutó de molestar a las demás personas, así fueran hombres o mujeres. Simplemente sentía satisfacción de sentirse superior a los demás y su físico le aumentaba el ego. A pesar de esto, Héctor tenía una novia llamada Cynthia con quien lleva 6 meses, tiempo más que suficiente para que ella quisiera dejarlo, sin embargo Héctor en más de una ocasión la ha amenazado con filtrar fotos suyas o vengarse de ella si lo abandona.
Martín era uno de los mejores amigos de Cynthia, y ambos estaban ya hartos de los maltratos de Héctor, en especial porque Martín le confesó que estaba enamorado de ella. Ella deseaba corresponderle pero debía terminar con Héctor lo cual parecía imposible.
Un día cuando ella regresaba de casa recibió una llamada de Martín quien le mencionó que había encontrado una especie de ritual en internet el cuál le permitiría tomar el control del cuerpo que desee. En un inicio Martín pensó en poseer el cuerpo de Cynthia, sin embargo no planeaba seguir soportando todos los días a Héctor, en especial en la intimidad. Por lo que propuso a Cynthia que lo intentaran para que él tomara el control de Héctor. Cynthia estaba algo escéptica pero estaba harta de ese hombre por lo accedió luego de ver videos de testimonios que habían realizado el hechizo.
Sin pensarlo mucho le tendieron una trampa a Héctor. Ella lo citó para tener una cena romántica en casa a la cual él llegó muy entusiasmado y con una caja de condones lista para usar. Todo fluyó natural, Héctor reía y aprovechaba cada ocasión que podía para dar nalgadas a Cynthia quien solamente le seguía la corriente.
Al final de la cena, ella le dijo que tenía una sorpresa, lo llevó al cuarto y lo ató a la cama, además de vendarle los ojos. Héctor se sentía excitado y solo sonreía de imaginarse lo que la mujer haría con él. Cynthia llegó después de un momento y le dijo que antes de todo, tenía una bebida afrodisiaca que haría disfrutar mejor la noche. Héctor se negó al inicio, diciendo que un hombre como él no necesitaba nada de eso, incluso ofendiéndose, pero Cynthia insistió. Él no tuvo más que acceder contra su voluntad pues estaba atado sin poder hacer nada.
Héctor abrió la boca y desde el primer tacto sintió que algo estaba mal. Quiso cerrar la boca pero la sentía entumida sin poder controlarla bien. Conforme más líquido entraba por su boca sentía más entumido el cuerpo y sentía como si algo estuviera metiéndose en su interior.
En efecto era así: el hechizo que Martín utilizó lo convirtió en un líquido parecido a un slime, el cual debía ingresar al cuerpo de la persona. Una vez que Héctor tragara por completo, Martín absorbería su alma, incluyendo todos sus recuerdos y tomaría el control.
Héctor se resistió lo mejor que pudo, batalló para no tragar el alma del hombre a quien atormentó por tantos años. Estaba asustado al no saber lo que estaba pasando, ya no podía mover a voluntad sus propios brazos y piernas. Hizo lo mejor que pudo, sin embargo era inevitable, su garganta había tragado lo último del líquido y al mismo tiempo Héctor se había esfumado, aquel hombre había dejado de existir.
Cynthia vio como el hombre tenía un semblante distinto, le quitó el vendaje y lo desató. Él simplemente sonrió y dijo "Hola mejor amiga". Ella sonrió y de la emoción le dió un beso el cual correspondió, sintiendo como su nuevo pene quedaba erecto al instante. Ella lo miró y con una sonrisa pícara puso una mano sobre él.
- "¿Te ayudo a adaptarte?" - Le preguntó
- "Déjame ir por los condones que él dejó en el auto" - Martín respondió desde su nueva voz.
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